En enero de 2012, el sin carácter de Álvaro Colom, útil para sus financistas de campaña y muy permisivo con los mafiosos incrustados en el Estado de Guatemala, le entregó “el poder” a un sonriente, feliz, Otto Pérez Molina. El acto ceremonioso en el Teatro Nacional muestra a Colom con su cara de regañado que sale millonario, pero vacío en logros por un país que necesita de todo porque sus políticos han sido unos ladrones.

Pero la entrega del poder no es tal. Al final del día no fue más que la renovación de esa alianza entre los pícaros dueños de Guatemala y el “nuevo” poder político que lo único que permite es que la gente, ilusa e ilusionada, cree que viene alguien nuevo para cambiarle la vida.

Pero terminan siendo los mismos. Los financistas del fertilizante, de los canales, de las telefónicas, de las constructoras, de los bancos que se la “saben todas” para hacer el lavado y el manejo de la plata sucia igual de narcos que de empresarios, de líderes políticos locales y de operados que han ordeñado la vaca del Estado hasta dejarla casi sin leche.

Porque Pérez y Baldetti, Colom y Torres, Berger y Compañía, Arzú y su grupo, todos, usaron los bancos, las constructoras, los canales, y los sinvergüenzas se terminaron creyendo que eran los “manda más” de un país en que cualquier mediocre se cree estadista. Pero la verdad es la que hemos dicho, que todos son los tontos útiles de momento que solo utilizan el mercadeo para mantener adormecida a la población mientras, los miles de millones siguen siendo igual que el agua: desviada para no llegar a la gente que la necesita.

Ayer CICIG y el Ministerio Público nos dieron una nueva muestra de que se puede hacer mucho más de lo que cualquiera hubiera podido creer. Ayer el Ministerio Público y la CICIG nos dejaron mudos al menos un rato a todos, porque nos demostraron que sí se puede reventar la cadena con que han mantenido secuestrada a toda Guatemala.

¿Quién nos lo hubiera dicho? Porque Velásquez ha guiado al país y Aldana le ha seguido al demostrarnos que era de ponerle valor y principios, carácter y conocimiento, integridad y determinación para empezar la ruta del cambio.

Queremos hacer un especial reconocimiento a la postura que asumió ayer el Presidente Jimmy Morales quien, habiendo vendido producción a la televisión abierta, no ha dudado en afirmar y asegurar que el país cambia sin importar a quién se tenga que alcanzar. Guatemala puede cambiar y está cambiando. Solo falta una sociedad que lo ratifique.

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