Rolando Alfaro A.
“En el inicio de toda ciencia sus raíces son
amargas, pero dulce sus frutos”, Aristóteles.
IV
La falta de educación en la sociedad guatemalteca, alfabetos o no, constituye uno de los mayores valladares con los que se atraviesa para obtener el pleno desarrollo del país. Ello, se puede evidenciar en el poco interés por la lectura, por el bienestar común y no egoístamente de la propia persona, y en mayor medida en obtener el desarrollo humano. Resultados, violencia, ingratitud, envidias, lucha de clases, y, especialmente deshumanización.
En ese sentido de poca evolución y desarrollo humano, resulta casi imposible educar a las personas que integran la sociedad guatemalteca. Luego, el interés por despertar la educación ambiental, resulta un valladar de enormes dimensiones ya que sin una educación integral, muy pocos connacionales podrán comprender la necesidad de proteger nuestro entorno y recursos naturales.
Ejemplos de lo últimamente expuesto sobran pero, citemos algunos: contaminación del aire respirable, exceso de ruidos urbanos y rurales, contaminación de los lagos y ríos de Guatemala, deforestación, incendios forestales, fauna y flora desprotegida, etc.
Luego, las actuales autoridades gubernamentales tendrán que luchar contra viento y marea, por erradicar los males anteriormente citados.
Algunos de mis lectores podrán preguntarse y qué de las pocas iniciativas ambientales, pues las mismas pecan de falta de reglamentos, falta de programas educativos, falta de políticas ambientales, leyes de seguimiento de acuerdos ambientales internacionales, protección de los mares y costas adyacentes que limitan la jurisdicción territorial del país, ente otras urgentes medidas para solucionar tales y graves irregularidades que desde el inicio de los años denominados del nacimiento de la democracia, se vienen cometiendo, en forma constante y delictiva, ya que los obligados a actuar están comprometiendo la vida de las nuevas y futuras generaciones.
2
Finalmente, es de urgencia nacional que nuestras nuevas autoridades impulsen programas de educación ambiental a todo nivel, no solo escolar, y que también las universidades y empresarios pongan su granito de arena para poder observar un desarrollo sostenible y volver a apreciar nuestro ambiente y recursos naturales, tan bellos que hicieran a nuestros poetas dedicarles sendas poesías.
Recuerden queridos lectores, el pensamiento de Santo Tomás al señalarnos que nadie mejor que los dueños cuidan de lo propio, y en este caso es, sin duda, nuestra Guatemala.
Continúa…