Raúl Molina
La Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG) llevó a cabo, el 24 de mayo, su acto anual de reconocimiento a personas guatemaltecas y extranjeras que se destacaron por sus contribuciones a la paz y el desarrollo, en el marco del Premio “Gisella Paz y Paz y Jorge Rosal” para 2015. Varios de los Reconocimientos tuvieron que ver con el histórico movimiento ciudadano entre abril y septiembre de 2015. Desde el Estado, la labor de la Fiscal General, Thelma Aldana, y desde la comunidad internacional, la batalla frontal contra la corrupción y la impunidad que bajo la dirección de Iván Velásquez realizó la CICIG. Fueron fundamentales para las renuncias de Otto Pérez y Roxana Baldetti y mucho más. En las plazas y calles jugaron un papel muy importante estudiantes de la Universidad de San Carlos de Guatemala, reunidos bajo el nombre de “USACesPueblo”, integrando un movimiento universitario nuevo que trascendió la barrera tradicional entre las universidades privadas y la universidad nacional.
Se hizo el reconocimiento, igualmente, a Susanne Jonas, académica estadounidense, quien ha dedicado su vida a estudiar el caso de Guatemala, que ella llama “laboratorio de contrainsurgencia de Estados Unidos”, y produjo libros importantes sobre el conflicto armado interno y los Acuerdos de Paz. Más recientemente, se ha concentrado en analizar la migración guatemalteca. No pudo estar presente; pero sus palabras de agradecimiento indican su profunda solidaridad con nuestro país.
El Premio 2015 se entregó a Saúl Aurelio Méndez y Rigoberto Velásquez, líderes comunitarios de Santa Cruz Barillas, quienes junto a sus comunidades han defendido tierra, territorio y recursos. Se han opuesto firmemente a la empresa que intenta monopolizar el agua, que cuenta con el apoyo del gobierno y el sistema judicial. Un sistema judicial corrupto que pese a la inocencia de los dos líderes, como comprobó después un tribunal de Quetzaltenango, los mantuvo en la cárcel por más de dos años. No hablaron de venganza sino que de justicia, particularmente para los “presos políticos” que permanecen en las cárceles bajo acusaciones falsas y por quienes pidieron a la Fiscal General que interviniera. Es pertinente hacer una acción de desconocimiento del sistema judicial y de las autoridades civiles y militares de Huehuetenango.
Un movimiento por la dignidad exige dirigentes dignos. ¿Cómo podría ser hoy secuestrado por un expresidente mafioso, exmilitares cuestionables, exguerrilleros cuestionados, políticos oportunistas y pocos ciudadanos ingenuos y antidemocráticos? Un grupúsculo aquejado de “mesianismo” que usurpa los conceptos de Frente Amplio, utilizado dignamente en Uruguay, sin ser ni frente ni amplio, y el de “refundación de Estado”. No quiere un Estado para el pueblo, sino que para la autodesignada élite política; peca de autoritarismo. RPDG y MUPP desconocen a quienes dirigen este intento distractor y destructor y llama a ciudadanas y ciudadanos a no dejarse engañar. Nosotros no tendremos los millones que abundan en Panamá; pero nos sobra la honestidad y la consecuencia, como lo demostraron Américo Cifuentes y Alfonso Porres.