Factor Méndez Doninelli

El país sigue en vertiginosa picada, cayendo hacia el averno y la oscuridad. Disputando a toda prisa, los últimos lugares entre las Naciones subdesarrolladas, perdiendo puntos y ganando los campeonatos más absurdos y perversos, sobre violencia sexual contra menores de edad, violaciones y embarazos de niñas, desnutrición infantil crónica y aguda, asesinatos contra jóvenes y adolescentes, niñez y adolescencia emigrante no acompañada, o exclusión y discriminación de importantes segmentos de juventud.

Aquí, abundan la pobreza y pobreza extrema, persisten las muertes de niños por consumir agua contaminada, por desnutrición aguda, por enfermedades prevenibles y curables, por falta de vacunas, medicamentos o servicios médicos, por acciones violentas del crimen organizado o la indiferencia del Estado para prevenir y atender a estos grupos sociales. Niñas, niños y jóvenes, son sometidos a explotación sexual comercial, una práctica perversa de trata, explotación, abuso y violación a los Derechos Humanos. Cifras conservadoras estiman, que alrededor de 20 mil infantes y adolescentes, son víctimas de este fenómeno a nivel nacional.

Lo reciente, el brote epidémico de tos ferina que afecta a menores de 0 a 6 meses de edad, sobretodo entre quienes no recibieron tratamiento preventivo y tampoco las vacunas respectivas. Otros hechos comunes, son los que se derivan de la trata de personas, cuyas redes aprovechan la pobreza de la niñez, adolescencia y juventud, para involucrarlos como carne de cañón en actividades delictivas de todo tipo o someterlos a explotación.

El informe 2015 de la institución del Procurador de Derechos Humanos PDH, asegura que niñas, niños y adolescentes, son afectados por los altos niveles de violencia social existente, citando datos del Instituto Nacional de Ciencias Forenses, Inacif, indica que durante 2015, murieron violentamente 358 niños y adolescentes entre 1 y 12 años de edad, de éstos 14% por heridas de arma de fuego y 16% por asfixia. Los adolescentes y jóvenes, son más afectados por la violencia homicida. Del total de muertes violentas reportadas por el Inacif, 51% de las victimas tenían entre 13 y 29 años, siendo 2,525 hombres y 379 mujeres.

Dicho informe, establece que las niñas y las jóvenes, por su condición de desventaja ante los adultos y la desigualdad de género que prevalece en la sociedad, están más expuestas a padecer abusos y actos violentos.

Lo he sostenido antes, Guatemala exhibe indicadores de vergüenza, producto de políticas neoliberales y del actuar de las tradicionales élites oligárquicas, sus lacayos militares y testaferros, acostumbrados a dar la espalda al bienestar social y común de la población. La indignante situación de la niñez y juventud guatemaltecas, es culpa de los grupos de poder fácticos y ocultos, que se resisten a modificar las injustas condiciones estructurales de la sociedad. En consecuencia, la escasez de políticas públicas y de sistemas de protección para estos sectores sociales vulnerados, es relevante y notoria.

Lamento que las condiciones descritas y otras más, predominen hasta ahora, mostrando evidente desinterés por los Derechos Humanos de niñez, adolescencia y juventud. Tal situación, obliga a recordar al Estado y Gobernantes, que tienen la obligación de proteger, garantizar y observar la debida vigencia de estos derechos, que en cumplimiento de las obligaciones internacionales aceptadas por el Estado, no pueden ignorar el deber de proteger y observar el interés superior del niño, pues tal como sucede, parece que los Gobernantes pretenden olvidar esas obligaciones ineludibles.

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