Francisco Cáceres Barrios
Es imprescindible que los gobiernos intervengan prontamente para prestar los servicios esenciales que la población necesita, como en el caso de la entidad encargada del correo postal que no podía suspenderlo de un día para otro. Haber apagado ese fuego, no debiera significar dejar de planificar qué es lo que se va a hacer en el futuro, especialmente para lograr que sea más eficiente, rápido y confiable. Lo mismo debiera suceder con tantas necesidades y carencias que nos afectan. Un ejemplo, ¿de qué sirve armar tremendo escándalo porque al primer aguacero nuestra ciudad capital haya sido víctima de inundaciones, como que ello permitiera que los desechos fueran 7 mil metros cúbicos arrastrados hacia el lago de Amatitlán, si todo va a seguir quedando en quejas o lamentos, señalando a la población de ser la culpable por tirar su basura dentro de los tragantes, sin pensar deducir las responsabilidades que tiene el Estado de mantenerlos limpios, como de procesarla debidamente para dejar de seguir provocando tal desastre ecológico?
Me sigue preocupando mucho la postura presidencial de solo andar buscándole respuestas a cuantos problemas se le plantean, cuando bien sabemos que con el tránsito de vehículos, para citar otro ejemplo, hasta el momento no cuenta con la planificación y el desarrollo ordenado de un programa que nos lleve a lograr un efectivo desarrollo urbanístico metropolitano. Como es sabido por todos, la actual Constitución, la que tantas veces se ha pretendido modificar, sigue sin ser cumplida a cabalidad y por ello es que seguimos teniendo los problemas que al año 1985, cuando fue promulgada ya existían, sin embargo, 31 años después la ley que debiera regular la tan ansiada región metropolitana no pasa de ser un acariciado sueño.
La falta de planificación de los gobiernos ha traído como consecuencia que los mandatarios se la pasen haciendo de bomberos apagando fuegos y atendiendo otro tipo de emergencias, sin embargo, bien sabemos que ello no es suficiente si se quieren atender con responsabilidad tantas necesidades que tiene la población. Para lograr este objetivo, si tal planificación no la llevó consigo el actual gobierno al asumir sus responsabilidades, debió haber empleado al menos sus seis primeros meses para consensuar el debido ordenamiento de sus labores, pues de lo contrario, va a seguir tropezando con dificultades, tales como la ocurrida esta semana, cuando, a pesar de haber hecho la gran alharaca por rechazar el mamarracho de reformas a ley electoral elaborada por el Congreso con fines puramente politiqueros, va a seguir permitiendo que le retuerzan el brazo cuantas veces quieran, hasta terminar agachando la cabeza en señal de aprobación, dejando con ello frustradas las reales aspiraciones populares.