Isabel Pinillos – Puente Norte
A veces parecen incomprensibles los movimientos masivos que transitan hacia suelos norteños, en donde los caminos han sido testigos de miles de caídos; en vez de puentes hay muros custodiados, y al final, llegan a una tierra que no les da la bienvenida. Aún así, miles de niñas y niños pierden su niñez en este recorrido solos, muchas veces para volver a ver el rostro de la madre o el padre.
Durante el primer cuatrimestre del año, la Patrulla Fronteriza en EE. UU. ha detenido a 27,754 menores no acompañados del Triángulo Norte, de los cuales 9,383 son guatemaltecos. Estas cantidades casi duplican las detenciones de 2014 durante el mismo período, que culminó en una crisis humanitaria en julio de ese mismo año.
Dentro de un período electoral, a los hispanos indocumentados les ha tocado ser la piñata de todos los políticos. El gobierno saliente de Obama desea proyectar a los republicanos que no le tiembla la mano para mitigar la migración irregular. Por ello, la estrategia para mayo y junio del Departamento de Seguridad Interna está orientada a la detención de aquellas personas que ingresaron en 2014 ya sea, como menores de edad y que hoy han cumplido la mayoría de edad, así como a las madres con sus núcleos familiares. Además, Obama espera que el gobierno quede en manos de la demócrata Hilary Clinton para que siga desarrollando la reforma migratoria que él trató de impulsar infructuosamente durante sus dos períodos en la Casa Blanca.
En cuanto a la antipolítica del ahora candidato republicano, Donald Trump, ni hablar. Todos conocen su discurso xenofóbico y antinmigrante: desde su intención de deportar a todos los indocumentados hasta la de construir un muro de ridículas dimensiones con el dinero de los “mexicanos” de Latinoamérica.
Entonces, usted se preguntará ¿por qué han aumentado estas olas de migración en tiempos tan hostiles para los indocumentados en los Estados Unidos? Los analistas han descrito el “efecto Trump” como la tendencia ocasionada por la indignación ante su propuesta de campaña, que está envalentonado a la comunidad hispana para proteger sus derechos. De la misma cuenta, se cree que de llegar este individuo a la presidencia, será más difícil realizar el viaje hacia el norte. A pesar de todas las campañas para desincentivar la migración, las redadas, las deportaciones y el peligroso recorrido en México, los viajes se están precipitando debido al horror que produce un posible futuro con Trump.
Cuando hay tanto que perder, y la familia está en juego, pareciera que muchas personas están dispuestas a arriesgarlo todo. Por ello, campañas como “Quédate” no logran convencer a la gente, porque estas estrategias se basan en inculcar temor. La gente ya se está muriendo por la pobreza y la violencia en la región, y la muerte no los asusta.
Hoy expertos coinciden en afirmar que la migración es un fenómeno global, multicausal imposible de contener. Sin embargo, si se impulsaran programas de desarrollo en las comunidades ayudaría a que las personas tengan más razones para quedarse. Un proceso quizás más largo en donde el Estado tendría que asumir su papel de garantizar la vida, la salud, educación y crear condiciones de vida sostenible hasta en los lugares más recónditos del país.
Mientras tanto, entre la pobreza, la violencia, la falta de oportunidades y ahora los radicalismos de Trump, están empujando a millones de centroamericanos a reaccionar en contra de un sistema que constantemente los expulsa y los rechaza.