Mario Taracena demostró que las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos no ha sido más que otra “histórica” tapada de ojo al macho para mantener grandes privilegios y el sistema con el que los partidos y sus “líderes”, garantes de los financistas y administradores de la corrupción, se mantienen y se afianzan.
Cuando el presidente Jimmy Morales propone que se haga una discusión profunda sobre la LEPP, inmediatamente dice Taracena que ellos ordenarán publicar las reformas dentro de dos semanas, lo que quiere decir que está seguro que cuenta con la mayoría calificada de 105 votos que se requieren para proceder independientemente del veto presidencial.
Y cómo no va a ser de esa forma si es una ley que les preserva sus privilegios y mantiene el sistema intacto. Aunque Taracena y el TSE digan que es un paso histórico, la verdad es que se trata de la consagración de los vicios que han minado la democracia y por ello es que urgen los verdaderos cambios, los que permitirán sanear nuestra política. Apoyamos los controles sobre la pauta, pero no creemos que eso sea suficiente para evitar el deterioro de las instituciones como el Congreso de la República que es hoy la salvaguarda de la corrupción y la impunidad.
Reiteramos que el pedido de una discusión profunda sobre las reformas, no la imposición, la estamos apoyando porque creemos que Guatemala merece más de lo que Taracena y su jefa, el FCN Nación y sus tránsfugas, y los diputados que se consideran “correctos” pero que son bastante mudos para denunciar al sistema, nos están obligando a aceptar como su voluntad. Para el Presidente del Congreso, delegado de la “vieja política”, ampliar el número de diputados a 160 es histórico para el país.
Lo único de lo que se tiene garantía, es que con la “histórica” reforma que nos quieren vender los indignos diputados, el próximo Congreso será mucho peor, aunque usted no lo crea. Porque para nadie ha sido un secreto que a lo que se dedican los parlamentarios es a aprender y desarrollar las mañas con las que van tomando el control de plazas, contratos y concesiones mientras garantizan que los grandes negocios son para los dueños de la finca y se tapan con la misma chamarra. Peor aún, el próximo presidente podrá comprar la elección otra vez.
Pedimos, una histórica reacción de la ciudadanía para que no dejemos en manos de Taracena, Giordano, Fajardo, Alonzo, y los otros 154 individuos, el futuro del país. Los defensores del sistema tradicional, deben entender que no lo aceptamos.