POR VIRGINIA CONTRERAS
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Desde 1953 un terreno del tamaño de ocho estadios de futbol ubicado en zona 3, es el área utilizada como botadero de basura de la ciudad capital y de nueve municipios más. Es en este lugar maloliente que viven y trabajan centenares de familias quienes, ante la falta de oportunidades, obtienen el sustento diario a través de la clasificación de desechos, una labor que pone en riesgo su vida.

El pasado miércoles 27 de abril, Francisco Gallego, de 15 años de edad, pereció en el desprendimiento de desechos y tierra que ocurrió en el patio 6 del relleno sanitario de la zona 3.

De acuerdo con el relato de su madre, Catalina Brito, el joven los apoyaba desde el 2014 con la recolección de plástico, chatarra, aluminio y otros, que luego vendían como material de reciclaje y de esa manera aportaba al sustento familiar.

Francisco, además de trabajar, era estudiante de segundo básico en un instituto que ofrecía un plan de fin de semana. Asistir a la escuela era una condición que le fue impuesta por su madre como requisito para que lo dejara acompañarlos a laborar.

Brito recuerda que el día de la tragedia Francisco le pidió que no los acompañara al relleno sanitario, puesto que él se haría cargo de lo que ella hacía. Así que se dirigió a su área de trabajo junto a su padre, José Gallego, sin imaginar que sería la última vez que lo acompañaría.

«Ese día todo transcurrió con normalidad, almorzamos y al terminar de comer le dije que descansara un rato y que me alcanzara, porque yo continuaría recolectando. De pronto escuché gritar a la gente y me percaté que el sonido venía del otro lado. Al voltear a ver me di cuenta que él corría en mi dirección, así que yo corrí a su encuentro y fue entonces cuando me hundí entre la basura», refirió Gallego.

José perdió la noción del tiempo que estuvo entre los desechos, solo recuerda que pedía a Dios por su vida y que empezó a escarbar hasta que logró salir. Se apresuró a buscar a su hijo y fue entonces que vio cuando los cuerpos de socorro sacaban a los fallecidos, sin encontrar a Francisco.

Al salir de ahí se dirigió a los hospitales Roosevelt, San Juan de Dios e incluso a la morgue, pero no obtuvo ninguna respuesta sobre el paradero del menor. Francisco, su hijo, se quedó entre la basura, como decenas de personas más, cuyos cuerpos no pudieron ser recuperados por los cuerpos de socorro.

Desde la tragedia los padres de Francisco no han vuelto a trabajar en el basurero, pero la necesidad aprieta y no tienen otro medio de subsistencia. En medio del luto, deberán regresar a ese lugar donde perdieron a su hijo.

«RELLENO SANITARIO» ES EUFEMISMO

El problema de la basura en el país no es un tema reciente, pero en las últimas décadas se ha salido de control debido al aumento de población en la capital, fenómeno que comenzó con el terremoto de 1976 y se agudizó con el Conflicto Armado Interno, que motivó el desplazamiento del campo a la ciudad, según indicó Julio González, del Colectivo Madre Selva.

Según estimaciones de la Municipalidad, todos los días, 500 camiones recolectores tiran en el basurero 3 mil toneladas de basura proveniente de la ciudad capital y 9 municipios cercanos.

Jorge Grande, jefe del departamento para el manejo de los residuos y desechos sólidos del Ministerio de Ambiente, considera que el basurero no llena los requisitos para ser llamado «relleno sanitario», ya que carece de drenajes y piletas para que puedan ser liberados los lixiviados (líquidos resultantes de un proceso de percolación de un fluido a través de un sólido), así como de un control adecuado de gas metano y mayor seguridad en el trabajo.

A decir de Grande, desde el momento en que existió un deslave en el patio 6, es sinónimo de que no hubo un buen manejo en las celdas de los desechos sólidos

La mala gestión de la basura ha hecho del botadero un foco de contaminación, ya que los gases despedidos por la descomposición de los desechos abonan al calentamiento global.

No solo eso, el basurero está ubicado en un área de recarga hídrica, y al final del mismo pasa un río que se lleva la basura.

«Les falta mucho para que sea un relleno sanitario, máximo en lo referente a controles en los impactos al ambiente, aunque es de reconocer que lo han intentado», dijo el directivo y agregó que también ha contribuido la mala gestión que se ha dado por parte de los gobiernos locales, que solo han visto el sitio como un espacio de exclusión final.

¿POR QUÉ ALGUIEN VIVIRÍA O TRABAJARÍA EN UN BASURERO?

Pese a que el basurero de la zona 3 no es un lugar apto para laborar, la pobreza y desigualdad que impera en el país ha motivado a que cientos de personas busquen en ese sitio recursos económicos para llevar un plato de comida a sus hogares.

La publicación «La mujer y los desechos sólidos» realizada por el Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR) de la Universidad de San Carlos, aborda las causas que mueven a los individuos a permanecer en uno de los asentamientos en los alrededores del vertedero, pese a enfrentar ciertos problemas que los colocan en riesgo constante, ya sea por contaminación ambiental o por deterioro social del sector.

El documento señala que las familias viven y trabajan en el relleno sanitario debido a que no tienen recursos que les permitan retirarse del lugar e irse a vivir a otro sector menos riesgoso.

Añade que, por las condiciones económicas de los residentes, no se encuentran en disposición de realizar un gasto de traslado ni pueden pagar otro tipo de vivienda.

Además indica que tras ser consultados, algunos vecinos expresaron que en el basurero donde viven les resultan más cómodas las cuotas de los servicios como energía eléctrica, agua, además de que son propietarios de las viviendas, lo que no mucha gente tiene en el país.

Según la reciente Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), entre el año 2000 y 2014 hubo un aumento de la pobreza, tanto en el área urbana como en el área rural.

El informe advierte que la brecha entre la pobreza en el área urbana y el área rural se ha ido reduciendo en este período, ya que para el año 2000 la pobreza en el área rural era 2.7 veces mayor que en el área urbana y para 2014 se redujo a 1.8.

Esto no quiere decir que la pobreza rural haya disminuido, sino que la pobreza en las metrópolis ha incrementado. En tal sentido, la Encovi refiere que en el año 2000 la primera era de 74.5 por ciento y la segunda de 27.3. Catorce años después, el área rural tiene niveles de pobreza de 76.1 por ciento y el área urbana de 42.1.

Asimismo, señala que de los veintidós departamentos del país dieciocho aumentaron su porcentaje de pobreza entre 2006 y 2014 y cuatro lo disminuyeron.

El mayor aumento en la incidencia de pobreza en este período se dio en el departamento de Guatemala con, 17 puntos porcentuales; le siguen los departamentos de Jutiapa, Quetzaltenango, Escuintla, El Progreso y Chiquimula, con un aumento de más de 10 puntos porcentuales.

Ricardo Zepeda, del Colectivo Social por el Derecho a la Alimentación de Guatemala, dijo que la desigualdad es la causa de todos los males en el país, ya que el 10 por ciento del estrato social acapara el 43 por ciento de la riqueza generada, lo que promueve la vulnerabilidad de los desposeídos.

Al respecto detalló que después de Brasil, Guatemala es el segundo país de Latinoamérica con mayor desigualdad y añadió que más de la mitad de la población es campesina, pero el 42 por ciento de los productores solo puede acceder al 3 por ciento de la tierra.

«Esto evidencia la falta de un proceso de desarrollo coherente, el cual debe ser incluyente y priorizar en aquellos aspectos urgentes, sobre todo en aquella población que se ha visto más afectada», acotó.

El aumento de la pobreza en el área urbana y rural es un detonante que incrementa la falta de oportunidades en la población y esto motiva a que las personas busquen un modo de vida en el empleo informal y ocupen una vivienda, aunque esta se encuentre en un área de riesgo.

LA ALCALDÍA ESTÁ SEGURA DE SU EFICIENCIA

Los días han pasado y tal como sucede con otras tragedias, el recuerdo del 27 de abril solo quedará en la memoria de las familias que perdieron a sus seres queridos en el basurero.

Así como la familia de Francisco, miles de personas retornarán al vertedero para trabajar.

La Municipalidad de Guatemala debió parar labores mientras los cuerpos de socorro realizaron las labores de búsqueda de las víctimas que fueron sepultadas entre los desechos.

La búsqueda fue suspendida 72 horas después y el vertedero funcionó nuevamente el 2 de mayo, dejando habilitados los patios 1, 2, 3, 4 y 5, e inhabilitados el 6, 7 y 8.

En esa fecha, el portavoz de la comuna capitalina, Carlos Sandoval, aseguró que los familiares de las víctimas presentaron documentos con los que pedían eximir de responsabilidad a la Municipalidad por las consecuencias del deslizamiento.

Además, destacó que entre los argumentos presentados señalaban estar conscientes del riesgo al cual se enfrentaban si ingresaban al basurero.

«Las 650 personas entregaron voluntariamente en la Municipalidad unas cartas con identificación, firma y huella digital, en donde resalta que la eximen de responsabilidad y al personal del vertedero. Estas posteriormente fueron trasladadas al Ministerio Público», explicó Sandoval.

Como respuesta de prevención, la Municipalidad insiste en obligar a los mil 500 trabajadores del basurero a portar una gabacha roja que los identifica como «personal autorizado». Además, se implementaron alertas de evacuación que sonarán ante cualquier eventualidad.

Pese a la evidencia, Sandoval aseguró que el manejo de la basura se realiza eficientemente y además, dijo, lleva la delantera en cuanto a proyecto de desarrollo.

El vocero enfatizó en que el tratamiento de desecho de la municipalidad capitalina es superior al de muchos países de la región, ya que forma parte de la planificación de «la ciudad del futuro».


SIN MARCO LEGAL

Guatemala no tiene ningún tipo de legislación que regule el control de los desechos. Lo más cercano a una normativa al respecto es el Código de Salud, que establece como una responsabilidad del Ministerio de Salud monitorear la salubridad de los vertederos y el manejo de la basura.

El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), ni siquiera tiene potestad para acceder al basurero de la zona 3, ya que el Código Municipal le cede todo el derecho a la comuna.

Para subsanar este vacío legal, en el año 2010 se propuso la iniciativa de ley 4240: ley para la gestión y manejo integral de los residuos y de desechos, conformada por 51 artículos.

El proyecto pretende regular los residuos y desechos, su gestión y manejo técnico e integral, desde la generación hasta la disposición final.

Pese a que la iniciativa cuenta con tres lecturas, el Congreso no ha mostrado voluntad política para aprobarla.

¿CÓMO TRATAN LA BASURA EN LAS VERDADERAS «CIUDADES DEL FUTURO»?

En Suecia el 96 por ciento de los residuos se utiliza en plantas de incineración, las cuales proveen de calefacción a 810 mil hogares y de electricidad a 250 mil. Del total, tan solo un 4 por ciento es depositado en los vertederos.

El alcance del sistema de incineración es tan grande que la demanda de basura es mayor que la cantidad producida, porque Suecia ha tenido que importar basura de sus países vecinos, principalmente de Noruega, con el fin de mantener activo el programa.

Para incentivar el reciclaje, el Gobierno sueco impone impuestos altos al uso de rellenos sanitarios.

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