Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Los ciudadanos que eligieron al binomio presidencial actual lo efectuaron con la esperanza y deseo que fueran exitosos; sin embargo, igual que sucede en un matrimonio, una cosa son las flores y otra cosa las vainas.

El binomio presidencial tiene que asesorarse mejor, debe escuchar múltiples opiniones y después de escuchar y analizar, puede tener mejores opciones para decidir. Escuchar solo al grupo Semilla o al grupo Cacif es una mala receta porque los dos grupos tienen y han mantenido su agenda propia, para eso se organizaron; por tanto, debe buscar una mayor caja de resonancia.

Por experiencia propia, durante los cuatro años que fui parte del binomio presidencial y en especial los casi 300 días sumados que ejercí la Presidencia en funciones, siempre nos reuníamos los días miércoles Alfonso Portillo, el General Ríos Montt, el suscrito y el Jefe de Bancada para evaluar lo acontecido y para planificar la continuación de nuestras acciones.

Igualmente, todas las semanas se reunían el consejo político del partido que durante 20 años presidí, un grupo más amplio y a través de los miembros, donde estaba presente el Presidente y el Vicepresidente, invitábamos a personas de todo el espectro económico y social para escuchar sus opiniones, muchas de las cuales eran muy orientativas y otras por supuesto eran para llevar agua a su propio molino.

Como dice un viejo refrán “más sabe el diablo por viejo, que por diablo” y otro que dice “la experiencia entra por el pellejo”.

Las medidas salariales, el control de la Canasta Básica Alimenticia no vino del grupito que hoy se llama Semilla, es más, uno de sus principales miembros que ahora encabeza Ipnusac, durante los dos primeros años y medio de gobierno, en el Gabinete nunca dijo ni pio y si alguna vez dio consejos no sé a quién.

Igual opinión puedo expresar del Cacif, quienes como es natural estaban preocupados de sus empresas, sus ingresos, de pagar menos impuestos y continuar siendo quienes obtuvieran el 1% de la riqueza.

Ser rico no es malo; sin embargo, el bien común es la tarea del gobierno, ello implica que debe trazarse una ruta clara que permita aumentar el empleo, tener salarios justos y por supuesto combatir la desnutrición, el hambre, lo cual solo se logra teniendo precios justos en la Canasta Básica Alimenticia que pueda adquirir la totalidad de los guatemaltecos.

El presidente Jimmy Morales y el vicepresidente Jafeth Cabrera deben crear mucho más instancias de analices, deben recordar que cada día que pasa no regresa, que el precio de un día de la vida de un ser humano, de un gobierno, debe ser el haber podido realizar algo que valga la pena, mayor razón para un gobierno democráticamente electo.

Hay que verse en el espejo, comprender y comparar lo actuado por todos los gobiernos democráticos que han regido al país, cómo se les percibe, cómo se les califica. Después analizar cuáles fueron las acciones que ejecutaron con resultados positivos, quiénes las concibieron, quiénes las aplicaron y no confundirse pensando que solo fue el presidente o el vicepresidente, por supuesto que ellos son los que deben decidir y dirigir. Previo a una acción y decisión, debe verse el pro y el contra de lo que se les está proponiendo, ejemplo movilizar tanta tropa hacia la zona adyacente con Belice.
¡Guatemala es Primero!
Continuará…

Artículo anteriorEl justo peca
Artículo siguiente¿Por qué no se construye un verdadero metro en la capital?