Lucrecia de Palomo

El viaje inició, como todos los años, para los niños de 2do. grado primaria. Con el mapa en mano, apuntando hacia el norte, salieron de Mixco; atravesaron el municipio de Guatemala, todo en una supercarretera, para llegar a la Antigua Chinautla. El objetivo de los viajes es que los pequeños conozcan su departamento e identifiquen en cada uno las características propias. Esta aventura, que es de gran aprendizaje, inició en el colegio hace 20 años dejando en cada uno de los participantes experiencias inolvidables, y el conocimiento de su departamento. En el tiempo todos los lugares han cambiado, unos para bien, pero este pueblito en sí, Santa Cruz de Chinautla, cada año denota más abandono y poco interés de sus autoridades.

Los niños buscan investigar en el campo el tipo de economía, educación, población, etc. Ellos deben poner atención a indicios que les den insumos. Desde Mixco hasta la zona 6 de Guatemala, utilizando la Roosevelt, el Periférico y luego la Calle Martí, se puede ver el desarrollo metropolitano. Al salir de esa área, a tan solo un kilómetro y empezar el camino al lugar, pareciera que se retrocede en el tiempo.

La pobreza en todo el recorrido de la carretera de tierra es obvia y cada año se puede notar que incrementa, el abandono hacia la población es casi total. Los cerros en constante detrimento debido a la extracción de selecto y materiales de construcción que son transportados en camiones de volteo, al parecer son fuente económica de varias empresas, pero en sí al lugar le dejan desolación y enfermedades. Lo atraviesa el río que lleva su nombre que es ejemplo de contaminación, inmundicia y aprovechamiento de sus aguas sin ningún control, la hedentina del río acompaña al viajero en los 6 kilómetros que separan Chinautla la Vieja de la zona 6 de Guatemala.

La visita no se hace a cualquier lugar, esto debe quedar claro en la conciencia, se hace a una Ciudad Ancestral, fundada antes de la llegada de los españoles, que hasta 1976 fue la cabecera del municipio. Una gran mayoría de su población es Pocomam y la artesanía de barro sigue siendo la principal fuente de ingresos familiares.

Dos edificios significativos se aprecian: dos paredes en ruinas de su antigua iglesia hispánica y un pequeño inmueble donde se lee “Alcaldía Auxiliar”, que permanece cerrado.

La primera parada del viaje es en casa de doña Julia, mujer alfarera de 21 años; en la orilla de la carretera. Vive con su familia donde todas las mujeres son artistas del barro. Ella alberga a los visitantes y muestra a los pequeños cómo se hacen los famosos angelitos, nacimientos y figuras de Chinautla. Les descubre el proceso desde la preparación de la arcilla, la quema, hasta que está listo para ser vendido y llegar a los mercados de todo el país.

Vecina a la casa de doña Julia está la Escuela, que al verla rajada y en pésimo estado, se piensa cómo el Ministerio de Educación sanciona a un centro privado por el accidente de un estudiante en su piscina, y ellos ponen en riesgo allí a todos sus estudiantes.

Llegar al centro del pueblo es una odisea pues el único puente está derruido, no pueden pasar vehículos, se llega a la plaza a pie, donde acoge al visitante una gran ceiba.

Este lugar, como muchísimos del país, que podrían ser de una riqueza incalculable si se cuidara y los turistas pudieran llegar, permanece en el más completo abandono. Santa Cruz Chinautla es una muestra palpable de lo que la corrupción municipal hace a la población chapina.

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