El año 2025 se suponía que tendría que haber sido el que permitiera que el gobierno de Bernardo Arévalo, electo por el pueblo para cambiar el modelo de corrupción y podredumbre que venimos arrastrando, emprendiera al fin ese esfuerzo integral y vital para el futuro de la Patria y que en su primer año de gobierno no pudo avanzar por la tenaz oposición de los grupos de poder. Sin embargo, pasaron otros doce meses en los que no se “agarró el toro por los cuernos” y no hubo mayores avances en torno a los vicios históricos del sistema y, por el contrario, el gobierno terminó incurriendo en las mismas formas que fueron tan criticadas a sus predecesores, especialmente en la forma de elaborar y aprobar el Presupuesto General de la Nación.
Ayer la Corte de Constitucionalidad resolvió una serie de Amparos interpuestos contra esa resolución del Congreso de la República, avalada por el Ejecutivo, y los declaró con lugar, dejando al gobierno en la obligación de operar con el mismo Presupuesto que estuvo vigente para el año que hoy estamos terminando, lo que constituye un serio revés para los grupos que, por enésima vez, usaron los aportes a los famosos Consejos de Desarrollo, entre otros, como mecanismo para transar y garantizar a un fuerte grupo de diputados ingresos como los que se han embolsado desde hace muchos períodos presupuestarios.
Hay que decir con claridad que la resolución de la CC no es un golpe al gobierno y al oficialismo sino a que se operaran con las mismas formas del sistema de podredumbre, el cual, lejos de ser erradicado, se vio fortalecido cuando los electos por el pueblo para cambiar el rumbo del país recurrieron a las mismas negociaciones y transas que fueron tan criticadas en el pasado porque lejos de promover desarrollo y solución a los problemas simplemente acordaban desviar los fondos públicos para que fueran aprovechados por mafiosos.
Siempre hemos dicho que enfrentar el sistema no es una tarea fácil y que dentro del sistema hay demasiados tiburones a lo que se debe enfrentar, pero resulta que el Ejecutivo ha hecho muy poco por atender la razón para la que fue electo el Presidente y queda una sensación que se han resignado a la realidad del sistema. Poco si entendemos lo que el país necesita y la gente demanda para que los más mafiosos no se salgan con las suyas.
El año 2025 ya era insuficiente en el tema de resultados para dar cumplimiento al claro mandato de los guatemaltecos en las urnas, pero la forma en que se aprobó con participación del oficialismo el Presupuesto para el año próximo fue la gota que rebalso el vaso ya que se confirmó el poco apetito para enderezar el rumbo del país y que, muy lejos de ello, se aceptó como “bueno” el mecanismo de negociación que viene dándose en el Congreso desde hace tantos años.
En “aras” de la “estabilidad” se hicieron concesiones que no se debían, se armaron alianzas con gente que merodea las zonas del crimen organizado y ahora vemos las consecuencias. Si el Presidente le explica a la población cómo el sistema amarra a un mandatario, sin duda que la gente lo hubiera apoyado al haber propuesto cambios, quizá duros o hasta drásticos, pero necesarios para mejorar el rumbo del país.
Nosotros, que a lo largo de todo el tiempo hemos señalado y criticado ese comportamiento de los mal llamados representantes del pueblo, señalamos la forma en que se hicieron los arreglos para llegar a un acuerdo que permitiera la aprobación del Presupuesto General de la Nación para el año 2026 y señalamos claramente que no era apropiado que se hiciera exactamente lo mismo que tanto se criticó durante los gobiernos anteriores, no obstante lo cual fue sancionado por el Presidente Arévalo.








