“Algo debe cambiar para que todo siga igual.” Giuseppe Tomasi di Lampedusa
Este es el último artículo del año, y las noticias no han sufrido variación alguna, el país no ha experimentado mejoras sustanciales, ese algo que nos haga percibir un mínimo cambio, lo que me lleva a recordar al maestro Monterroso, y su celebre cuento, al que le agregué una y, cuyo significado es tan ambiguo que da lugar a varias interpretaciones como “puede simbolizar desde un poder político hasta un dilema personal, un ser querido o la persistencia de una idea.”
En nuestra sociedad tan singular, el dinosaurio puede significar ese sistema que se mantiene aunque pase el tiempo, y que sustenta constantemente el irrefrenable atraso en el que nos mantenemos, el que vivimos trágicamente sin que haya poder que lo modifique.
Iniciando el año vivimos una tragedia en la que murieron muchos seres humanos y lo terminamos con otra tragedia similar, las dos tienen en común: camionetas, choferes, tránsito, y pobreza, y la” buena noticia” como si con esto cambiara el resultado, en las dos existía seguro, por lo tanto “no debemos preocuparnos tanto”.
De nada sirven los días de “duelo nacional” porque las vidas arrebatadas nadie las devuelve, son como el agua derramada que no se puede recoger, el sistema no funciona, el camino no es solo el seguro, porque no se trata de un pasaporte a la negligencia, como sociedad no nos podemos dormir mientras suceden hechos catastróficos, porque mientras dormimos la negligencia aumenta, tampoco podemos continuar con soluciones cortoplacistas, cuya responsabilidad recae en los tres poderes del Estado, y en las Municipalidades, por eso ha tenido un impacto negativo el video del Alcalde de la Capital culpando a cualquiera del tema del tráfico menos a él mismo, siendo el mayor responsable.
Con relación al Dinosaurio, no se trata solamente del tránsito satánico que impera en este país, sino, que lo digan quienes han conocido otras culturas, en las que el tránsito sirve para más que para regular el flujo de vehículos, creando una verdadera cultura vial, y con ello previenen los accidentes, todo a través de leyes y reglamentos pero también a través de señalización, tecnología y fiscalización, todo esto coherente con su cultura con el objetivo de prevenir porque el accidente no sucede por decisión de alguien, por lo que la prevención es fundamental.
Si a ello sumamos la infraestructura adecuada a la utilización de las diferentes arterias, definitivamente existirán menos accidentes, y no serán mortales, pero acá esto es una utopía, la prueba es el año 2025, en el que iniciamos y terminamos con “accidentes fatales” sin que las autoridades hayan implementado políticas mínimas para evitar el dolor y sufrimiento de los deudos a quienes el pago de un seguro sea este de cualquier cantidad, no devolverá la vida de sus seres queridos.
El dinosaurio ha estado ahí desde siempre en este país, en el que vivimos 36 años de conflicto armado, para que el mismo terminara con una firma que no significó compromiso alguno por parte de los involucrados, porque los motivos jamás han sido combatidos con verdaderas políticas que, modifiquen las estructuras que mantienen a un país, con demasiada riqueza que no ha sido explotada por la generalidad, sino que por grupúsculos que no perderían nada si las condiciones fueran diferentes, porque al ser competitivos todos ganaríamos.
Las últimas informaciones respecto al reciente accidente dicen que: “El MP afirma que (el piloto) dio positivo a metanfetamina y anfetamina” ¿Cómo es posible que se conduzca medicado así? Porque todo es producto de la falta de interés de todas las administraciones de la supuesta era democrática, en tratar de resolver por lo menos uno de nuestros problemas, como lo es todo lo relacionado al tránsito, desde la emisión de licencias de conducir hasta la calidad de las carreteras.
Al final de cada año, al hacer el balance del mismo, podemos decir que practicamos el gatopardismo antes que este existiera, hasta me atrevo a pensar que cuando Tomasi di Lampedusa escribió su famosa novela, nosotros por acá ya éramos expertos en hacer absolutamente de todo, para que todo siga igual, con fórmulas “novedosas”
Hasta el momento mucho hemos dormido, y el dinosaurio se ha empoderado más.







