Los guatemaltecos celebraremos el día de hoy la Nochebuena, que tiene como significado la víspera del nacimiento de Jesús o del niño Dios. La mayoría de guatemaltecos de todos los estratos sociales celebramos el nacimiento del ser supremo de Jesús quien en su vida nos va enseñar el significado del amor de la compasión y del perdón por medio de cenas familiares, reuniones, intercambio de regalos y misas o bien servicios, celebramos por medio de quema de cohetillos y luces la nueva venida del niño Dios, siendo más marcadas estas celebraciones en los hogares más necesitados de Guatemala ya que hacen un esfuerzo para celebrar a Jesús. Los significados son variados siendo entre ellos:
Celebración Religiosa: Que conmemora la llegada del Salvador, Jesús, con profundas raíces en la fe católica, celebrando la víspera de su nacimiento, por medio de la misa de Gallo la cual se celebra a partir de la 6 de la tarde a las 12 del mediodía del 25. Los Servicios en los cultos evangélicos y protestantes se dan por la noche y la mañana del 25.
Cultural: Más allá de lo religioso, es una noche de unidad familiar, cierre de ciclos y celebración, donde se comparten cenas especiales, se entregan regalos y se canta y arrulla al Niño Dios.
Costumbres: Incluye cenas festivas (con platos como asados o bacalao), asistencia a la Misa del Gallo como ya lo expresé y las actividades de quema de cohetes y luces a las 12 de las noches y 6 de la tarde del 25. Además de visitas de los familiares.
Y cuando sea Navidad y las luces iluminen nuestros hogares y el espíritu de encuentro nos invite a mirar más allá de las diferencias, es momento de detenernos y reflexionar sobre el país que somos y el país que aspiramos a construir juntos.
La Navidad no es solo una celebración, es un recordatorio profundo de que la solidaridad, la justicia y la dignidad humana deben ser el centro de toda acción pública y de toda decisión política.
Hoy nuestra nación necesita diálogo sincero de liderazgos honrados y sin populismos, responsables y compromisos firmes, sin dejar de lado el bien común. En tiempos de desafíos sociales, económicos y políticos, la Navidad nos recuerda que el poder no es un privilegio, sino una responsabilidad de servir al ciudadano, pero sobre todo al prójimo; Guatemala no necesita de división, sino construcción colectiva. Gobernar y participar en la vida política y social exige escuchar a quienes han sido olvidados los más pobres de los pobres, de tender la mano a quienes más lo necesitan y actuar con ética frente a la confianza que el pueblo ha depositado en nuestros gobernantes, ojo que no solo es el gobierno central sino todas las instituciones del poder judicial y legislativo, así como las instituciones autónomas y semiautónomas.
Que esta fecha nos inspire a dejar atrás la confrontación estéril y a trabajar por consensos que fortalezcan nuestras instituciones, respeten el Estado de derecho y promuevan oportunidades reales para todas y todos. La paz no se decreta, se construye con justicia; la prosperidad no se promete, se trabaja con políticas responsables; y la unidad no se impone, se cultiva con respeto y empatía.
En esta Navidad, todos debemos reafirmar nuestro compromiso de luchar contra la desigualdad, la corrupción y la exclusión, convencidos de que un país más justo es posible cuando la política se ejerce con honestidad, transparencia y visión de futuro. Que el nacimiento de la esperanza renueve nuestra voluntad de servir, de actuar con valentía y de poner siempre a las personas en el centro de cada decisión.
Que estas fiestas traigan consuelo a quienes han perdido, fortaleza a quienes resisten y esperanza a quienes aún esperan. Sigamos adelante con la convicción de que un mejor mañana se construye hoy, con trabajo, diálogo y responsabilidad compartida. Que la Navidad nos una como nación y nos impulse a comenzar el nuevo año con fe, compromiso y amor por nuestro pueblo, feliz Natividad del Niño Dios Guatemala.







