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Ustedes amigos, están casi acostumbrados en estas fechas, cuando la época es propicia, que yo les traslade la remembranza de las vivencias reconfortantes y las hirientes, de las penas y las alegrías, de nuestras evocaciones cordiales y las que ni siquiera merecen ser recordadas por lo profundo que nos calaron y nos lastimaron; de los logros y los sinsabores, de las luchas estériles y de aquellas que dieron muy buen fruto. Desde siempre les enviaba un mensaje de mi cariño, amistad y solidaridad a ustedes mi familia, mis amigos y amigas, mi cofradía, mis cordiales, mis cuates, mis siempre buenos consejeros cuando he errado en algunos capítulos de mi vida. Les he escrito de logros con éxito y cuando hubo fracasos, siempre calan en lo profundo del corazón del hombre y nos hacen meditar sobre la senda correcta que ante las afrentas debemos seguir cuando nos encontremos en el trance de escoger entre varias alternativas. Sé perfectamente que como todo humano tengo amigos sinceros y “amigos de nombre”, los que me han admirado y los que me han adversado, los que están siempre a mi lado y aquellos que se alejan en los momentos de algunos episodios de mi vida, cuando más los he necesitado. Mis éxitos fueron pocos, pero a esta fecha sufrí y experimenté adversidades de diversa naturaleza; me vi inmerso en un estado emocional muy deprimente, sin yo quererlo con situaciones duras, y me aleje de mis buenos amigos, mis nobles y singulares camaradas, quienes siempre han puesto su hombro para que descanse en mis aflicciones y congojas para calmar mis miedos cervales. Pero esas ansiedades, mis angustias, mis iras, mis pánicos y tormentos, a DIOS y ojalá que se termine y sea siempre un hombre nuevo, como salido de un limpio arroyo de agua clara.

Y con mi Fe y al Supremo Creador se concluye un capítulo cerrado, bajo siete llaves e infinidad de candados, para que no vuelvan a abrirse jamás esas heridas emocionales tan tremendas, agobiantes y punzantes. Hoy todo aquello es una hoja tirada al viento, una huella que aunque dolorosa fue superada con entereza y valentía, con la ayuda de DIOS, de mi familia y de ustedes. Es aunque deplorable, una memoria que ha quedado estampada en la ruta de mi existencia y allí quedará marcada por siempre, mientras DIOS me preste la VIDA.

Ahora, como antes lo hacía, no puedo ubicarme en muchas metas superadas y alcanzadas con brillo y esplendor, pero las pocas logradas, las siento tremendas batallas en que salí airoso y parte de una guerra emocional en que resultó el vencedor. Tuve más escollos que abiertas sendas de bienestar espiritual y material. Pero no siento que fracasé, sino simplemente tropecé, vencí los obstáculos y estoy de nuevo presente con nuevos bríos en el trajinar de la vida.

En diciembre, es propicio y oportuno pasar la lista sobre la cotidianeidad de nuestras vidas y de lo que de ella hemos compartido con los seres maravillosos que nos rodean. Recordamos, revivimos, meditamos y nos invade la morriña de tiempos ya idos que jamás volverán a nuestras vidas, pero nos llena un sosiego de paz y gozo, y ello me hace valorarlos más y más a todos ustedes. Mis amigos de primaria de la antañona “CASA CENTRAL”, en donde las Hermanas de la Caridad, conocían a la gente más necesitada de este maltrecho y derruido país. Y aquí estuvo mi colegio mariano el “LICEO GUATEMALA”, donde los Venerables Hermanos Maristas siguieron forjando disciplina, una abierta conciencia social, aberración por la injusticia, pero sobre todo nos enseñaron la opción por los pobres, cuando empezábamos a forjar mi carácter, mi fortaleza, mi templanza, mi tenacidad y los más altos valores del espíritu. Y qué decir de mis grandes amigos de la FACULTAD DE DERECHO, todos esos bandoleros, mis cordiales y sinceros compinches con quienes luchamos siempre en defensa del Derecho, la Equidad y la Justicia, abanderando cruzadas contra los intolerantes, esos seres desgraciados que tenían a la muerte por compañera de vida y con su quehacer inmundo, asesinaron a muchos hombres y mujeres de conciencia digna.

En la Escuela de Derecho tuve amigos de rebeldía y lucha, de revolución y praxis, por cambiar las estructuras oligárquicas de este pedazo de América, un país subdesarrollado, pobre y siempre desangrado, por esos parias que hirieron, torturaron, mutilaron y también asesinaron a miles de compatriotas, cuyo único pecado fue ser humanos inteligentes y reflexivos, que simple y sencillamente usaban el pensamiento y la pluma, como su única arma en la lucha por la vida; algo que nunca entenderán esos rufianes vendepatrias, quienes hacen suya la famosa frase de ¡muera la inteligencia, viva la muerte! que el fascista de la Falange Española José Milán-Astray, el doce de octubre de mil novecientos treinta y seis, le espetó a Miguel de Unamuno en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca.

Para mí los últimos seis años fueron difíciles, arduos muy espinosos, pero con gozo repito, ya salí airoso de la que creí derrota, más no fue más que una intensa tormenta en un mar de tempestades; pero luego se abrió el Cielo y clareo para mi vida el morar para el mañana. Pero esa victoria lograda no siempre se hacía fácil, tropezaba a cada instante, recaía en muchos trances y avatares de la vida y me entraba más la angustia. Pero siempre fui bendito, porque DIOS en mi camino hizo siempre más factible darle el rostro al vendaval y salir siempre muy lúcido de cualesquiera inclemencia; le hice frente a los temporales, porque desde mi niñez serena, mis padres nos enseñó con mi hermano y yo, porque después de una derrota, y cede el paso nos insuflar ánimo de triunfadores, espíritu de conquista y lo tuvimos; por ejemplo, algo que pasó en un frío enero de hace casi 22 años, porque nuestro patriarca, se fue a vivir tranquilo, sosegado y muy paciente, a un lugar en donde ahora, nos espera con paciencia, revisando y siguiendo el devenir del tiempo. Mi padre fue un hombre noble, con un gran discernimiento, un ser humano increíble, vertical y muy virtuoso, de acendrada y enorme conciencia social y sumamente bondadoso.

Mi hermano Sergio “el Gordo” hace más de seis años se enfermó de gravedad, tuvo una trombosis en julio de 2019 y le amputaron una pierna, estuvo casi 2 meses en el hospital y por diferentes infecciones. NO se ha pedido poner su prótesis transfemoral y aproximadamente diez u once intervenciones entre junio y julio 2021, de la otra pierna se puso arteria poplítea (prótesis). Añado en 2018 lo operaron de cadera izquierda, cambiando acetábulo, la cabeza del fémur, tapadera de fémur y barrenaron fémur para poner internamente fémur de titanio, esto le pasó a mi hermano. Y porque ahora mi hermano, este compañero de vida, de nuevo está enfermo, pero él sabe que cuando se vaya, es con orgullo, autoestima, amor y dignidad.

Pero hoy, en esta época, hacemos repaso histórico de la vida de nuestros padres, y afirmamos muy ufanos que no solo fueron nuestros padres sino nuestros amigos. Ellos nos regalaron las primeras bicicletas, una Raleigh inglesa, yo tenía 8 años y mi hermano 6, yo fui una de las cabronadas, irme al Puente Belice, tenía 7 o 8 años en zona 1, nunca supieron mis papás. Desde que éramos muy niños, con mi hermano, el compañero de juegos y diversiones, canicas y correrías, “matado” y “chiviricuarta”, ladrones y policías, matado etcétera. Recuerdo como si fuera hoy, en las Navidades, nuestros padres nos regalaban carritos, carro de bomberos, los puentes y bases militares, era una alegría y gran dicha en las Pascuas, pero éramos algo bribones, porque vendíamos algunos regalos y se los vendíamos al señor Edy García, un vecino cerca de nuestra casa, nuestros papás jamás supieron de estos pícaros qué vendían y obtenían con ese dinero.

Para mí por estas épocas se torna una compulsión obsesiva y necesaria, el recordar las vivencias y formular remembranzas de todos aquellos cuates, que se nos adelantaron y ya están en otros umbrales, observándonos desde algún rincón del orbe y rememorar su esencia de cuando estuvieron presentes y siempre muy activos, en los momentos preciosos de nuestra efímera vida. Y también es necesario recordar a esos ausentes que cayeron en la lucha de esa cruenta guerra interna, pero que lucharon siempre con gran dosis de coraje, templanza, valor y osadía, siempre nos enseñaron, no estando tan equivocados, que aún en el camino insurrecto de la lucha armada, se pueden cambiar estructuras sociales y salir de estos estadios materiales y espirituales, tan groseros, lacerantes, agrestes y deprimentes, que ofenden a esta nuestra GUATEMALA, hace décadas burlada, tolerante y mancillada, por muchos hombres bestiales que se sienten y pregonan, ser decentes, honestos y honrados, pero que solo han agraviado, agredido y pisoteado a esta PATRIA tan sufrida. Pero aquí necesariamente debo formular una digresión: por las actuales circunstancias Guatemala hace muy probable el surgimiento de uno o varios movimientos insurgentes.

Es necesariamente formular un paréntesis, porque en las actuales circunstancias Guatemala tiene un caldo de cultivo y fermento; porque hoy la situación de los guatemaltecos que viven en pobreza. No hay conciencia y existe la ignorancia, porque nuestros niños tienen su abdomen y su vientre abultado, con tu queja de dolor y de hambre. Aquí está María, la campesina, embarazada de su octavo hijo, una mujer del corredor seco . . . de este corredor del hambre y de la muerte, lo único que le puede dar de comer a sus siete chirices son tortillas tiesas, una mitad de papa medio podrida y un insípido atol de agua de masa. (CONTINUARÁ)

Flaminio Bonilla

Abogado, escritor, comentarista, analista de prensa, columnista en “Siglo XXI” de 1991 y luego en La Hora del año 1991 a la fecha con mi columna “sin esconder la mano”. En la política nacional fue miembro del Partido Democracia Cristiana Guatemalteca, su Vicepresidente del Consejo Político Nacional y Director Nacional de la “Organización Profesional Demócrata Cristiana”. Soy un hombre de izquierda y soy socialdemócrata. Fui Registrador General de la Propiedad del 1982 al 1986; Registrador Mercantil General de la República del 1986 al 1990 y luego 15 años Representante Judicial y Consultor Jurídico del Registro Mercantil. Ha sido profesor universitario en la Facultad de Derecho de la USAC y en la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar. Especialista en Derecho Mercantil Corporativo y Constitucional. Soy graduado en Guerra Política del Colegio Fu Hsing Kang de Taipéi, Taiwán.

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