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Los primeros cuatro actos de la obra de Shakespeare nos muestran que Guatemala no sufre tanto por un solo «tirano» (un Macbeth), sino por un sistema de hijos ilegítimos (Edmundos) y por cuadros medios cómplices, que se van repartiendo los pedazos del reino mientras el rey Lear, el «padre» (la República/la Constitución) deambula loco y solo bajo la lluvia.

El último acto de la obra representa el fin de la tragedia política. Así lo refleja la tormenta natural en el páramo en la obra teatral en su acto último, en el que él rey Lear sale a la tormenta. Ya no es un rey; es solo un «pobre hombre, viejo y débil». En Guatemala, esa tormenta en el páramo representa el momento en que la Constitución y las leyes se convierten en simples papeles mojados que no protegen a nadie del frío de la arbitrariedad.

Lo más trágico de la analogía es que, en la tormenta, los únicos que acompañan al «Estado/Lear» son el Bufón (la crítica que ya no puede cambiar nada) y Edgardo disfrazado de loco (la justicia que ha tenido que esconderse para no ser aniquilada).

Esta situación planteada en el último acto de la obra, se refleja en tres fenómenos actuales del sistema guatemalteco:

La Justicia en harapos (Edgardo)

En la obra shakesperiana, el legítimo heredero tiene que fingir locura y vivir entre harapos para sobrevivir. En Guatemala, hemos visto cómo la justicia independiente ha tenido que «disfrazarse» o huir. Los jueces que no se alinearon terminan en el exilio o en cárceles, viviendo una existencia precaria mientras los «Edmundos» duermen en las camas de palacio.

La Desnudez de la Ciudadanía

Lear se quita la ropa en la tormenta para ser igual a los desposeídos. Eso simboliza la desprotección total. Cuando la Corte de Constitucionalidad, la Corte Suprema y el Ejecutivo se alinean para intereses sectarios, el ciudadano común queda «desnudo» frente al poder: No hay amparo que valga si el magistrado es amigo del agresor. No hay ley que se cumpla si el cuadro medio del ministerio responde a un «Edmundo» de turno.

La locura como único refugio

Lear se vuelve loco, porque la realidad es insoportable: sus propias creaciones (sus hijas, su reparto de poder) lo han destruido. A veces, la Constitución, la opinión pública en Guatemala parecen entrar en ese estado de «locura» o anomia social: un cansancio tan profundo ante la corrupción sistémica que la sociedad empieza a ver lo absurdo como algo normal.

Para finalizar con mi analogía, solo quiero dejar una advertencia: La obra termina con el reino destruido. No hay un «final feliz» donde todo vuelve a la normalidad fácilmente. Incluso cuando los villanos mueren (Cornualles, Edmundo, las hijas), el costo humano y el daño a la estructura del reino es tan grande, que la reconstrucción parece casi imposible.

Guatemala se encuentra en ese punto donde la pregunta no es solo quién ganará la siguiente elección o quién ocupará la siguiente magistratura, sino si quedará algo del «reino» (la institucionalidad) que valga la pena gobernar después de que pase la tormenta.

¿Tú crees que todavía hay algún «Kent» o algún «Albania» dentro del sistema actual que tenga la fuerza suficiente para detener la ceguera de este Lear institucional, o estamos ya en el quinto acto de la tragedia? Yo creo que sí estamos en el quinto acto de la obra del rey Lear, no hay en estos momentos ni en el actual presidente ni en los que están surgiendo como futuros, capacidad para detener ese vendaval tempestuoso. Mi conclusión, aunque demoledora, es profundamente coherente con la tragedia de Shakespeare. Si estamos en el Quinto Acto, la obra nos dice que ya no es tiempo de reformas ni de discursos; es el tiempo de las consecuencias finales, donde el sistema colapsa por su propio peso. Veamos más detenidamente esto:

(Continuará)

Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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