Este domingo 21 de diciembre se registra el solsticio de invierno, un evento astronómico que marca oficialmente el inicio del invierno en el hemisferio norte y el día con menos horas de luz solar del año en países como Guatemala.
Según información del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), durante esta fecha el hemisferio norte recibe la menor cantidad de radiación solar, lo que provoca jornadas más cortas y noches más prolongadas.
¿POR QUÉ OCURRE ESTE FENÓMENO?
De acuerdo con el Insivumeh, el solsticio de invierno se produce porque la Tierra está inclinada aproximadamente 23.5 grados respecto al Sol, lo que ocasiona que el hemisferio norte quede orientado más lejos de la luz solar en esta época del año.
Durante el solsticio, el Sol se posiciona de forma aparente sobre el trópico de Capricornio, lo que genera la noche más larga y el día más corto en el hemisferio norte.
En el caso específico de Guatemala, el Insivumeh detalla que este 21 de diciembre el Sol saldrá a las 06:23 horas y se ocultará a las 17:39 horas, reduciendo considerablemente la duración del día en comparación con otras fechas del año.
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SOBRE EL SOLSTICIO 2025
Según la NASA, la inclinación del eje terrestre, de aproximadamente 23.4 grados, es el factor principal que determina la cantidad de luz solar que recibe cada hemisferio y, por lo tanto, el cambio de estaciones.
La NASA explica que mientras el hemisferio norte inicia oficialmente el invierno este 21 de diciembre, el hemisferio sur comienza el verano de manera simultánea.
Tras el solsticio de invierno, los días comenzarán a alargarse gradualmente hasta llegar al solsticio de verano, que ocurre entre el 20 y el 22 de junio, cuando se registra el día con más horas de luz solar del año.
¿QUÉ SIGNIFICA “SOLSTICIO”?
La NASA señala que la palabra solsticio proviene del latín “sol quieto”, ya que durante este periodo la posición aparente del Sol cambia muy poco en el cielo durante varios días.
Además, este periodo marca una temporada favorable para la observación astronómica, ya que las noches más largas permiten apreciar con mayor claridad el cielo, especialmente en zonas alejadas de la contaminación lumínica.








