BUENOS AIRES
AP

En un acto de fuerte tinte político con el que volvió a ocupar la escena pública, la expresidenta argentina Cristina Fernández se consideró víctima de una persecución judicial que busca enviarla a prisión y arremetió contra su sucesor Mauricio Macri.

Tras comparecer ante el juez federal Claudio Bonadío por supuesto fraude al Estado, la exmandataria, de 63 años, afirmó desde un escenario montado cerca de los tribunales y ante una enfervorizada multitud de simpatizantes: «Estén todos tranquilos…me pueden meter presa pero no me van a callar».

Fernández presentó un escrito en su defensa ante Bonadío, que la citó como sospechosa de haber participado en una maniobra por la cual el Banco Central ofreció dólares a un precio mucho más bajo que el valor de mercado para entregar el 31 de marzo, bajo un nuevo gobierno. Según el juez, esto le causó al Estado una pérdida de unos 77 mil millones de pesos (unos 5 mil 273 millones de dólares al cambio actual).

En el escrito Fernández, que carece de fueros que le otorguen inmunidad, refutó la acusación de «asociación ilícita» que pesa sobre ella, que contempla penas de cinco a 20 años de prisión, al sostener que «es otra muestra de la arbitrariedad con que ha procedido» Bonadío «y revela además la intención del gobierno con la colaboración imprescindible del Poder Judicial de ‘plantar’…una causa penal que me prive de la libertad».

En el documento, Fernández manifestó: «Como ya lo he dicho públicamente y reitero una vez más: no les tengo miedo. Afrontaré este proceso y cualquier otro que quieran fabricarme».

La expresidenta criticó a Macri, que la sucedió el 10 de diciembre, por haber aplicado un ajuste que ha llevado a la pérdida de las «conquistas sociales» que ella logró durante su gestión (2007-2015) y acusó al Poder Judicial de haberlo protegido al no tener en cuenta denuncias en su contra en el pasado.

También cuestionó al mandatario por haber aparecido en una lista de personalidades con compañías abiertas en paraísos fiscales que fue difundida recientemente. A raíz de ello, un fiscal le imputó a Macri haber omitido su relación con dos firmas en sus declaraciones anuales de impuestos, acusación que el gobernante refuta y que debe ser evaluada por un juez.

«Nunca he visto tantas calamidades en 120 días», dijo Fernández en alusión a la aceleración de la inflación, uno de los principales problemas gestados en su mandato, y los miles de despidos ocurridos en el sector público y privado desde la asunción de Macri.

Fernández llamó a crear «un frente ciudadano amplio» en el que «no se le pregunte a nadie de qué partido es» para que reclame ante el Congreso «los derechos arrebatados».

La expresidenta volvió al escenario político luego de estar recluida cuatro meses en una de sus residencias de la Patagonia.

Entre los congregados con carteles que rezaban «No la toquen a Cristina» y «Vamos a volver» estaban jóvenes de la agrupación La Cámpora, miembros del opositor Frente para la Victoria (FPV), exministros y agrupaciones sociales.

No estuvieron integrantes del FPV que se han despegado de Fernández ni gobernadores provinciales peronistas que se han acercado a Macri.

«Es vergonzoso, es una causa política», dijo a The Associated Press Paula Aiello del Partido Humanista, aliado del FPV, que fue a dar su apoyo a Fernández.

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