La época navideña en Guatemala está marcada por el tiempo en familia, pero también por un platillo emblemático que no puede faltar en los hogares.
El tamal es uno de los tantos símbolos que unen a familias, a cada una con un toque especial, pero siempre apegada a la tradición, o así nos aseguraron varias mujeres en el mercado central de la zona 1 de Guatemala.
La receta es clave para un buen tamal, y las mujeres que hoy entrevistamos concordaron en ello.
Ajonjolí, pepitoria, chile güaque y chile pasa. Tomate, cebolla… y quizás dudaron en echarle o no miltomate.
Chile pimiento, también hay quienes le ponen pasas, dijo doña Chabelita, una vendedora en el lugar, pero también que no olviden el achote para que quede rojo.
LO MÁS IMPORTANTE ES EL RECADO, DICE DOÑA GEORGINA
En un puesto dentro del mercado estaba doña Georgina, quien dijo que la parte más importante —y delicada—, era la elaboración del recado.
Ella contó que puede llegar a tomar días la preparación de estos platillos que unen familias para las fiestas. Hasta dos días ha tomado ella.
«Dos días se tarda una preparándolos: limpiar la hoja, la hoja de plátanos cocida para que no salga con un sabor amargo. Preparar la carne. Cocer la masa, ya sea de arroz. Hay quienes le echan manteca», dice ella.
SALE MÁS RICO CON MAÍZ DE SALPOR Y ARROZ, AFIRMA DOÑA CHABELITA
Una de las vendedoras dentro del mercado central dijo que para preparar los tamales y que salgan más ricos deben hacerse con maíz de salpor y el arroz; aunque las recetas en todo el país cambian dependiendo de los gustos.
Aunque lo que doña Chabelita sí dejó claro fue que los ingredientes no se deberían de modificar, «eso es lo que lleva. Si uno cambia, ya no sale el mismo sabor. Todo eso llevan para que salga bien rico el tamal», enfatizó.
LOS PREPARO CON MI ESPOSO, CUENTA DOÑA GUADALUPE
Una clienta, quien confesó que tiene mucha práctica haciendo tamales, contó que la preparación de los tamales lo hace junto con su esposo.
Doña Guadalupe, una compradora que fue encontrado en el lugar de comercio, compartió que ella viene de una familia chiquita, entonces solo para ellos cocinan los deliciosos tamales.
Ella no come muchos, pero es su esposo quien sí.
«A mi esposo es que sí le encanan mucho. Se come hasta en el desayuno, en el almuerzo y en la cena», contó doña Guadalupe entre risas, mientras su esposo estaba junto a su lado terminando de hacer las compras.
Junto con su esposo también su hija es una aficionada de los tamales, aunque en su familia su nieto es de los pocos que no come mucho tamal, compartió.







