Cada año el advenimiento del Niño Dios colma nuestro espíritu de ternura y buenos deseos, su luz ilumina la vida de aquellos seres humanos que celebran de corazón su nacimiento, y es de inspiración poética, así como la Navidad misma, palabra derivada del latín “Nativitas” que significa nacimiento. De igual manera la nostalgia que va dejando el pasado, fusionada a la llegada del nuevo año, crea líricamente, augurios y revelaciones infinitas.
En el poema titulado “Al nacimiento de Cristo” de Lope de Vega, encontramos una descripción muy lírica del advenimiento, que se va manifestando a lo largo del poema, en una parte leemos los versos:
“Gloria a Dios en las alturas,
paz en la tierra a los hombres,
Dios ha nacido en Belén
en esta dichosa noche.
Nació de una pura Virgen;
buscadle, pues sabéis donde,
que en sus brazos le hallaréis
envuelto en mantillas pobres…
Los pastores, convocando
con dulces y alegres voces
toda la sierra, derriban
palmas y laureles nobles.
Ramos en las manos llevan,
y coronados de flores,
por la nieve forman sendas
cantando alegres canciones.”
Y el poema “Nochebuena” de Amado Nervo, expresa en sus inicios:
“Pastores y pastoras,
abierto está el edén.
¿No oís voces sonoras?
Jesús nació en Belén.
La luz del cielo baja,
el Cristo nació ya,
y en un nido de paja
cual pajarillo está.
El niño está friolento.
¡Oh noble buey,
arropa con tu aliento
al Niño Rey.
Los cantos y los vuelos
invaden la extensión,
y están de fiesta cielos
y tierra y corazón.”
De igual forma Gloria Fuertes, escribe líricamente sobre el nacimiento del Hijo de Dios en su poema titulado “Hay un niño que dicen”, que expresa:
Hay un niño que dicen
que llora música.
¡Vamos a verle todos
con aleluya!
Hay un Niño nacido.
¡Qué resplandores!
¡Vamos a verle todos
no sea que llore!
¡Hay un Niño con alas
en el pesebre!
Vamos a ir despacio
para que no se vuele.”
Para la llegada del Año Nuevo, sobresale la inspiración de Julio Cortázar con su poema romántico titulado en inglés “Happy New Year”, que nos dice en sus primeros versos:
“Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.”
Que cada verso de estos hermosos poemas, sean de inspiración en nuestros corazones y vivamos el día a día de este preludio navideño y de fin de año con la generosidad que Dios nos manda en su sagrada palabra.







