Juan Antonio Mazariegos G.

El Estado tiene la potestad y obligación exclusiva de impartir justicia, realizar esta tarea Constitucional de manera objetiva, pronta y cumplida nos debería conducir a disfrutar de un Estado de Derecho en el que la población tenga plena confianza de que la alteración del orden legal traerá consecuencias para todo aquel que lo trasgreda.

Cuando el Estado falla y es incapaz de brindar a la población esa confianza en que existe un Estado de Derecho, se observa un vacío legal y este vacío de inmediato crea la necesidad en la población de buscar una satisfacción a la ausencia de justicia, se da entonces una autocomposición o lo que es lo mismo tomar justicia por mano propia y de allí nacen los linchamientos que no representan más que la necesidad de la población de castigar a quien consideran culpable para imponerle una sanción, en muchos de estos casos a costa de la misma vida del supuesto transgresor.

La necesidad de justicia y la frustración por la no aplicación de la ley no son exclusividad del interior de la república, en donde son usuales los linchamientos entre piedras, palos, gasolina y fuego. El acceso a las redes sociales y la enorme posibilidad que brindan los medios digitales han creado una nueva forma de linchamiento, el digital, no hace falta más que ser mencionado en una noticia para que sin el más mínimo conocimiento, información o certeza sobre lo que se dice se deje ir la turba en pos del señalado, atribuyéndole no solo lo que indique la nota periodística si no un rosario más de actos, sin dejar de mencionar los insultos, epítetos y señalamientos hacia la persona que arde en la hoguera digital.

En el campo del Derecho no debe de haber nada más difícil que la construcción de un caso penal, para acusar debe existir investigación, tipificación de los delitos, establecimiento de la relación de causalidad, en un marco de objetividad los fiscales deben de promover un proceso. En el campo periodístico de igual manera, siempre será más difícil construir un proceso de investigación, indagar, corroborar, buscar fuentes, que por el contrario simplemente lanzar comentarios basados en rumores o por oídas de terceros. Para la formación de opinión entre los usuarios digitales y para echar a andar la andanada de comentarios, siempre será más sencillo leer el resumen, solo encabezados, o simplemente el prejuzgar porque la persona es un político, me cae mal o ha tenido éxito.

Los linchamientos, digitales o no, están mal, la objetividad en la acusación, en la transmisión de la noticia y en la formación de la opinión de cada uno son vitales, cada vez que se lincha a una persona, de la manera que sea, nos alejamos más del Estado de Derecho.

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