Diciembre llegó sin pedir permiso y, con él, esa sensación inevitable de cierre que nos invita a repasar el año, ordenar lo pendiente y evaluar qué nos dejó este 2025 que no ha sido precisamente liviano para el país. Entre cambios en el Ejecutivo, tensiones institucionales, episodios de inseguridad que estremecen y escándalos que vuelven a recordarnos que la política nunca descansa, esta semana vale la pena detenernos y hablar de todo un poco.
El problema. En este cierre de año, Guatemala se mueve dentro de un escenario institucional que combina ajustes constantes, retos de coordinación entre entidades públicas y la persistencia de asuntos estructurales —como la seguridad, la gestión administrativa y el uso eficiente de los recursos— que aún demandan respuestas más integrales y sostenidas. Esta mezcla de factores genera incertidumbre y condiciona muchos de los movimientos y discusiones que hemos visto en las últimas semanas. Es desde este contexto que conviene analizar lo ocurrido recientemente, porque cada hecho, aunque parezca aislado, forma parte de un cuadro más amplio.
¿Qué pasó? El Organismo Ejecutivo continúa con movimientos que dan para análisis. Comunicaciones cambia nuevamente de liderazgo, ahora en manos de una mujer que, en apariencia, se alinea mejor con el plan de gobierno. Otros ministerios siguen lidiando con problemas que los han vuelto tristemente célebres: Educación con sus disputas internas —del caso Joel Acevedo al despido de maestros—; Ambiente retrocediendo en una ley de licencias que generó más ruido que soluciones; Desarrollo con una inyección de recursos que deberá traducirse en resultados medibles; y varias secretarías que empiezan a definirse entre reestructuraciones y expectativas.
Pero el ministerio que más preocupa es Gobernación. No aparecen los prófugos, no hay claridad sobre los cambios internos ni sobre las acciones que deberían haberse ejecutado ya. Y, por si fuera poco, estalla un fenómeno que tiene a la ciudadanía en alerta: los secuestros exprés ejecutados desde taxis piratas. Ya no hablamos de simples asaltos; hablamos de secuestros, lo que eleva de manera dramática el nivel de riesgo. Pareciera que nadie quiere asumir la responsabilidad de enfrentar un problema que exige coordinación eficiente entre quienes regulan el tránsito, supervisan licencias y garantizan la seguridad pública. Ese es justamente el tema que abordamos en el episodio especial del ROBERTO ALEJOS–PODCAST.
No se vale dejar de mencionar lo ocurrido en el concurso Miss Universo. Y no por la polémica sobre quién ganó, sino por algo mucho más grave: el principal accionista de la organización fue detenido en México por nexos con el narcotráfico, incluyendo el robo de petróleo guatemalteco para venderlo en territorio mexicano.
La vergüenza internacional se intensifica cuando se revela que ese personaje era cónsul honorario de Guatemala, un nombramiento otorgado en su momento por el entonces canciller Pedro Brolo, a propuesta del embajador de Guatemala en México de aquel período, Mario Búcaro. Para completar el cuadro, Búcaro pasó de embajador en México a ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno pasado y, tras dejar el cargo, fue nombrado vicepresidente de relaciones internacionales de la organización Miss Universo, posición desde la cual fue ascendido en octubre de 2025 a CEO del concurso.
YA ES HORA que hablemos menos El Congreso: una pausa necesaria. También conviene tomar distancia por un momento del eterno debate sobre el Congreso. Tras meses de señalar inactividad, de pronto se eligió una junta directiva diversa y se aprobó un presupuesto que asigna nuevamente montos significativos a los Consejos de Desarrollo. Como he dicho antes: esto puede convertirse en uno de los mayores aciertos del gobierno o en uno de sus peores errores, dependiendo de si estos recursos se convierten en obra pública transparente y eficiente, o si repiten los patrones de corrupción de siempre.
El Organismo Judicial y el tablero político. El Organismo Judicial atraviesa una situación compleja: la incapacidad de elegir presidente mantiene bloqueados procesos internos fundamentales justo cuando se aproximan decisiones sensibles dentro del propio sistema de justicia. Quien resulte electo deberá encabezar comisiones clave y conducir procesos de renovación en órganos esenciales del sector. Mientras tanto, el tablero político observa con cautela, consciente de que la estabilidad del país también depende de que el sistema judicial resuelva sus propias definiciones y funcione con normalidad.
La corrupción: el tema inevitable. No es posible cerrar el año sin hablar de la corrupción, el tema que atraviesa todo. Ese sí debe ser el legado de este gobierno: al menos un intento serio por desmontar un sistema que ha hecho metástasis en cada nivel de la institucionalidad.
Que nos duela ver cómo, en medio de tantos desafíos, todavía hay personas honestas y bien intencionadas que luchan por transformar este país y que, sin embargo, enfrentan cada día obstáculos dignos de una película: por la magnitud del problema, por las resistencias internas y por las consecuencias que implica intentar hacer las cosas bien. Que ese dolor sea el impulso para actuar, involucrarnos, exigir y trabajar por cambiar el destino de Guatemala. Caminemos, participemos… o no avanzamos.







