
En medio de un creciente debate mundial sobre la seguridad digital de niños y adolescentes, distintos países avanzan con propuestas y leyes que buscan limitar o prohibir el acceso a redes sociales para menores de 16 años, un movimiento que redefine el rol de los Estados y las plataformas tecnológicas en la protección de los usuarios jóvenes.
EUROPA PLANTEA UN MARCO MÁS ESTRICTO
El Parlamento Europeo aprobó un informe no vinculante que propone prohibir las redes sociales a menores de edad, de 13 años, y extender el veto hasta los de 16, salvo con autorización de los padres.
La Eurocámara subraya que los riesgos asociados al diseño adictivo de las plataformas, como el «scroll» infinito y los videos automáticos, requieren medidas urgentes.
Los eurodiputados respaldaron la creación de un grupo de expertos anunciado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, encargado de elaborar recomendaciones sobre edad mínima de acceso, uso de celulares en centros educativos y mecanismos de verificación de edad.
Europa ya prueba un sistema piloto en países como España, Francia e Italia para confirmar si un usuario es mayor de edad sin comprometer su privacidad.
Aunque la Eurocámara reconoce que los controles parentales actuales son insuficientes y fácilmente eludibles, también advierte que la verificación de edad no es una solución milagro.
Por ello, pide a las plataformas desarrollar herramientas interoperables en todos los dispositivos y extender la regulación al sector de los videojuegos, involucrado en prácticas como la compra de monedas virtuales o chats abiertos con desconocidos.
AUSTRALIA: EL CASO MÁS AVANZADO
Australia se convertirá el próximo 10 de diciembre en uno de los primeros países del mundo en prohibir el acceso a redes sociales a menores de 16 años, imponiendo multas de hasta 49,5 millones de dólares australianos a las plataformas que incumplan.
Empresas como Snapchat y Meta ya comenzaron a verificar edades y desactivar cuentas. Los adolescentes deberán demostrar su edad mediante sistemas como ConnectID, documentos oficiales o verificación facial. Los menores podrán descargar su historial, pero no acceder a sus cuentas hasta cumplir los 16 años.

El país también ha bloqueado aplicaciones de inteligencia artificial que permitían crear desnudos falsos de menores, tras casos detectados en escuelas. La presión regulatoria ha desatado un intenso debate: mientras el gobierno sostiene que estas medidas reducirán el ciberacoso y la exposición a contenido dañino, organizaciones como Digital Freedom Project argumentan que la prohibición es “excesiva” y vulnera la libertad de comunicación política de los jóvenes.
MALASIA PREPARA SU PROPIO VETO
Siguiendo el ejemplo australiano, Malasia planea imponer desde 2026 una prohibición total del acceso a redes sociales para menores de 16 años. El gobierno anunció que todas las plataformas deberán adoptar verificación de identidad electrónica desde 2025. La iniciativa surge tras el aumento de casos de acoso cibernético, incluido el suicidio de una niña de 13 años que sufría hostigamiento digital.
UN DEBATE MUNDIAL QUE NO SE DETIENE
Mientras Australia avanza hacia una política de restricción total, Europa debate medidas graduales, y Malasia prepara un veto, la discusión se expande a otras regiones. LinkedIn, por ejemplo, podría entrar en el listado australiano si se detecta migración masiva de menores hacia esa plataforma.
Las preocupaciones convergen: ciberacoso, exposición a contenido inapropiado, algoritmos adictivos y uso de datos personales. Pero también crecen las voces críticas que advierten que aislar a los adolescentes de sus comunidades digitales puede ser contraproducente, especialmente para jóvenes vulnerables.
El mundo atraviesa así un momento decisivo: cómo proteger a los menores sin desconectarlos del entorno digital del que forman parte. Los próximos meses marcarán el rumbo de una nueva era de regulación tecnológica global.
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