Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt

El montón de muertos cauda de tantos accidentes de tránsito debidos al desmadre imperante en el transporte colectivo, lueguito pasan a la historia. También lo de la pobre criatura que murió en los brazos de su madre porque en un mal llamado Centro de Salud no la pudieron atender. Las carreteras del país bien pueden seguirse cayendo en pedazos que dejaron de ser noticias de primera plana en los medios de comunicación, como que de los hospitales sigan pidiendo donaciones para que por su constante falta de insumos no se vean obligados a cerrar las puertas de sus consultas externas o salas de operaciones.

Así transcurre la vida en nuestro país de la eterna robadera. La falta de recursos es la razón aducida por las autoridades porque la corrupción y la impunidad siguen permitiendo que gran cantidad del dinero recaudado de impuestos salgan volando a tantos “paraísos fiscales” de diversas partes del mundo, causa fundamental del por qué para los chapines el término impuesto, se haya vuelto una mala palabra.

Es increíble, pero gran número de nuestra población ya olvidó que Alfonso Portillo o Jorge Serrano bien pudieran dictar cátedra de cómo es que las donaciones de países amigos, hechas para atender carencias de nuestra población o el dinero de los confidenciales de la presidencia, se hayan ido del país para ser depositados velozmente en bancos de Europa, Estados Unidos o Panamá, como que el dinero que presupuestariamente se ha asignado para combatir la desnutrición infantil, velozmente haya partido hacia el extranjero para engordar cuentas de tanto exfuncionario. ¿Y qué decir de los millones de quetzales invertidos en dos campañas electorales de una exprimera dama con recursos que se supone debieron haber sido útiles para que nuestra población dejara de ser pobre?

Todo ello sigue ocurriendo porque nuestro país continúa siendo un verdadero paraíso para los funcionarios gubernamentales o de entidades descentralizadas del Estado, expertos en el manoseo de la Ley de Compras y Contrataciones. Mientras tanto ¿cómo se encuentra la clase trabajadora del país que sigue sin poder disfrutar siquiera de un decente y seguro medio de transporte colectivo para ir a cumplir con sus deberes y obligaciones?

De ahí que sea uno más de los chapines que no se asustan de tanta alharaca por los mentados “papeles panameños”, pues vaya si no tenemos dentro de nuestros anales históricos a verdaderos íconos de qué y cómo hacer para entrar en la política guatemalteca con una mano atrás y otra adelante y al poco tiempo puedan salir en jet privado, riéndose a carcajadas de la población porque vaya si no están convencidos que lueguito se nos olvida todo.

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