Los mensajes de texto con los que se evidencian los chantajes que desde el Congreso y, peor aún, incluyendo a la bancada oficial ejercen contra funcionarios del Ejecutivo, nos tiene que demostrar que, realmente, el Organismo Legislativo ha llegado a tocar fondo y que estamos ante una banda de delincuentes que no tienen comparación. Algunos que se consideran correctos, se quedan calladitos para no arriesgar sus privilegios.

No puede ser que un tipo tan impresentable como Juan Manuel Giordano tenga la desfachatez de dar las declaraciones a las que La Hora ha tenido acceso para simplemente justificar que es la forma en que se conducen los asuntos cuando un Gobernador no cumple con sus berrinches que, dicho sea de paso, serán por plazas fantasma y contratos. Giordano debería verse obligado a presentar su renuncia igual que todos los que resulten involucrados como, por ejemplo, el jefe de bancada del FCN, Javier Hernández.

Este Congreso, en que se tiene a un transero como César Fajardo con casi 40 plazas y a un Giordano que “pone de rodillas” a quienes les pide plazas, solo para poner un ejemplo, es pero mil veces peor que aquellos “depurables” a quienes se les obligó a renunciar en 1993. La pregunta aquí es si, tal y como dice Giordano, ¿vamos a obligarlos a renunciar o vamos a dejar que “nos la deje ir”?

Y que disculpen si de casualidad hay uno o dos diputados que se consideran correctos de verdad, pero no puede ser que estando dentro de ese tonel de estiércol no hayan podido asumir el papel de la denuncia frontal para evidenciar a sus compañeros y las prácticas tan desagradables de las que estamos siendo testigos. Por ejemplo, Taracena ya se quedó callado sobre denunciar a sus colegas de partido.

Lo peor de todo es que la sociedad manifiesta en las redes sociales que se han vuelto como una plataforma de desahogo, pero que no llega a hacer sensible el rechazo porque hay quienes creen que con hacer una publicación ya cumplieron con su manifestación de rechazo.

Es absolutamente necesario que si no queremos que las mañas y las prácticas corruptas se asienten con más fuerza que lo que creímos que se había derrotado el año pasado, que se retome la protesta para dejar claro que no estamos dispuestos a que nos “pongan de rodillas” ni nos la “dejen ir” una partida de “guerreros” que se deberían mejor llamar pandilleros por la forma en que extorsionan.

Ni corruptos ni ladrones, nos ofrecieron los de FCN en la campaña, pero están terminando tan iguales a los políticos tradicionales que nos han gobernado. Ya no importa si son verdes, azules, naranjas, morados, rojos, blancos o cualquier color de bancada. Parece que tenemos 158 Giordanos en el Congreso y tenemos que cuidarnos para que no se pongan miel para “atendernos”.

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