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Hace algunos días escuché un video donde un “progresista” planteaba la necesidad de construir una coalición política “sin ascos” y, en tal sentido, criticaba al “purismo” que prevalece en algunas personas. Llegó hasta el punto de afirmar que quienes ostentan esa equivocada posición se van a la guerra y se matan porque el otro no es tan puro como ellos. Decía este personaje “progre” que es el momento preciso para construir dicha coalición, observando esos dos lineamientos: sin ascos y sin purismos. Me quedó la duda si hablaba en forma personal o representaba el pensamiento de algún grupo político.

Con todo el respeto que se merece alguien que dice estar preocupado por enfrentar la corrupción y la impunidad, me provoca hacer tres comentarios después de haberlo escuchado.

Primero, que coincido con la necesidad de construir una coalición amplia, un frente amplio le dicen algunos. Mi opinión es que en esa pretendida coalición debería haber un pluralismo ideológico más allá de las izquierdas. Y en esto creo coincidir con la idea planteada por el susodicho “progre”.

Segundo, y esto obviamente no lo dice él, que las izquierdas deberían construir un partido político que asuma en su visión, organización y práctica esa realidad: la pluralidad que las caracteriza. Sobre esta base debería construirse un instrumento que contenga dicha pluralidad, para impulsar la lucha política en el corto, mediano y largo plazo. Es decir, no con un horizonte tan achatado que solo permita ver el próximo proceso electoral. Aclaro que estoy refiriéndome a un partido de tendencias, no a un frente o coalición amplia. Eso es otra cosa.

Y, tercero, que esa coalición amplia a la que hace referencia el “progre” puede tener un horizonte más limitado, de corto y mediano plazo. Básicamente se trataría de empezar a preparar las condiciones para la participación en el próximo proceso electoral, para recoger el legado del presidente Bernardo Arévalo y profundizarlo. Aquí es donde es pertinente el tema de la pluralidad ideológica, más allá de las izquierdas.

Sin embargo, los criterios de “sin ascos” y “sin purismos” los veo riesgosos e, inclusive, perversos.

Las fuerzas progresistas, si quieren seguir teniendo tal carácter, deben impulsar coaliciones o frentes amplios sin prejuicios ideológicos, pero sin llegar al oportunismo de padecer anosmia y ageusia política (pérdida del olfato y del gusto) con tal de participar en el próximo proceso electoral.

De igual manera, el otro calificativo que utilizó el citado “progre” y que debemos examinar críticamente es la expresión “sin purismos”, ya que pretender echarle la culpa a dichos “purismos” de la guerra es deslegitimarnos a quienes participamos en ella y a los cientos que murieron por la causa revolucionaria.

Tal vez este “progre” que hace tan desafortunada afirmación no vivió esa experiencia, sea porque estaba muy joven o simplemente porque la conciencia no le alcanzó para tomar la decisión de incorporarse.

Quienes nos vinculamos a las organizaciones revolucionarias que impulsaban la guerra no lo hicimos por “puristas”, porque “el otro no es tan puro” como nosotros. Lo hicimos porque fue la única opción que nos dejaron quienes utilizaron la brutal y masiva represión para cerrar los espacios para la lucha política. Como todos saben, la guerra es la continuación de la política por otros medios y, en el caso de Guatemala, los únicos medios que nos dejaron fueron las armas.

En el partido Semilla hubo y hay algunos compañeros y compañeras que, cuando no había otra opción, participaron en las organizaciones revolucionarias durante el conflicto armado, tal es caso de la ¡SIEMPRE PRESENTE! Lucrecia Hernández Mack, ex militante de las FAR.

Alianzas amplias y flexibles sí, pero sin precipitaciones oportunistas; las coaliciones y los frentes amplios son necesarios, pero sin comer ansias al punto de justificar el oportunismo afirmando que el “purismo” fue la casus de la guerra.

Adrian Zapata

zapata.guatemala@gmail.com

Profesor Titular de la USAC, retirado, Abogado y Notario, Maestro en Polìticas Pùblicas y Doctor en Ciencias Sociales. Consultor internacional en temas de tierras y desarrollo rural. Ha publicado libros y artículos relacionados con el desarrollo rural y con el proceso de paz. Fue militante revolucionario y miembro de organizaciones de sociedad civil que promueven la concertación nacional. Es actualmente columnista de el diario La Hora.

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