Uno de los tesoros turísticos que ofrece Colombia se encuentra en Zipaquirá, un municipio de la sabana de Bogotá, conocido como la «Capital salinera de Colombia». Ahí, en el subterráneo, se construyó la Catedral de la Sal.
A 180 metros bajo tierra se esconde dicho templo, cuya construcción estuvo a cargo del arquitecto bogotano Rowell Garavito Pearl. Y es que los obreros mineros cavaron huecos donde colocaban santos para orar y pedir protección en su peligrosa labor.
La idea de una capilla subterránea surge a inicios del siglo XX. La excepcional belleza rústica del templo llamó la atención del arquitecto Garavito Pearl, quien rediseñó la catedral respetando su esencia.
VIACRUCIS
Para llegar a este místico lugar hay que recorrer cerca de 400 metros de túnel, que en sus laterales invita a recordar la pasión de Cristo.
Las catorce estaciones del Vía Crucis se encuentran representadas con diferentes esculturas de cruces talladas en rocas de sal. Para poder permitir la visibilidad, los espacios se encuentran iluminados con luces de colores que le confieren un paisaje especial.
Al terminar el recorrido del Vía Crucis, se llega a la Catedral a casi 200 metros bajo tierra. Tres naves conforman este templo, uno al centro y dos laterales, donde hay altares de santos, así como la Virgen de Zipaquirá.
En la nave central hay dos filas de bancas, las cuales son interrumpidas por una escultura de sal tallada en un hueco en el piso inspirada en La Creación de Adán de Michelangelo Buonarroti.
El altar principal tiene una escultura de la cruz en madera. Sencilla y sin el Cristo, pero imponente. Además, los juegos de luces de color ofrecen un verdadero espectáculo, no solo para católicos, también para visitantes de otros credos.
Tomando ventaja de la oscuridad del lugar y de su buena acústica, sobre el altar se proyecta un mapping con imágenes de ángeles, fuego y otros elementos que simbolizan la fe. Esta escena visual es acompañada con Verano (Allegro non molto) de Antonio Vivaldi.
A un lado de la Catedral, en uno de los ttúneles,se esconde un conjunto de esculturas de gran tamaño que hace una representación del nacimiento de Jesús.
Para realizar una visita a este lugar, es importante dedicar un día para no perder ningún detalle y disfrutar al máximo. La Catedral de la Sal se encuentra a una hora y media en bus desde Bogotá.
VISITA A LA CATEDRAL
El lugar está acondicionado con los servicios esenciales como sanitarios, primeros auxilios, pero también por tiendas de suveniers.
Además, hay cafeterías donde se puede degustar del reconocido café colombiano y otras bebidas, así también de postres y opciones saladas. Todos estos ambientes, por su puesto, se encuentran bajo tierra.
En las tiendas de suveniers se pueden apreciar pequeñas artesanías propias del lugar, pero también prestigiosas joyerías, donde la protagonista es la piedra de esmeralda, que se encuentra entre las rocas.
Se pueden adquirir finas joyas de oro y plata con un delicado detalle de esmeralda. Estas piezas son entregadas con un certificado de autenticidad.
Además, la sal vuelve a estar presente en los artículos que se venden a los visitantes. Productos de spa y belleza a base de sal también están disponibles en el lugar.
Sin duda, hacer la ruta del minero es una de las actividades infaltables al visitar Bogotá.
La tarifa de ingreso para extranjeros es de 31 dólares (Q238.00) por persona e incluye la visita guiada a la Catedral, así como los servicios de enfermería, accesos a los demás ambientes del complejo, el mapping y un cortometraje documental que cuenta la historia de la mina de sal que derivó en la construcción de la Catedral de la Sal.
Para entrar a los túneles que conducen a la Catedral se debe llegar a la Plaza del Minero, donde varias banderas dan la bienvenida a los visitantes y no podía faltar la bandera de Guatemala.
La Hora pudo visitar el lugar como parte de un grupo de medios que viajó hasta Colombia en un vuelo directo de Wingo.







