En Guatemala hay tantos problemas que día a día salen a la luz, que se nos van olvidando y los vamos dejando atrás. Pongo de ejemplo la ley aprobada por los diputados para seguir gastando el dinero entregado este año como aportes extraordinarios a los consejos de desarrollo y que por una u otra razón no pudieron usar.
Como ya mencionamos, algunos dicen que es porque el gobierno es sumamente lento en la ejecución; el gobierno afirma que es por la fiscalización, ahora más fuerte, y por lo tanto no alcanza el tiempo. Conceptos que llevaron al Congreso de la República a aprobar la Ley número 7 de este año 2025, que permite a los consejos de desarrollo seguir usando ese dinero aunque termine el año fiscal.
El problema: los nuevos jefes y subjefes de bloque del partido de gobierno presentaron una iniciativa de ley que de entrada no recibió apoyo de los distintos partidos o bancadas representadas en el Congreso, pues parecía demasiado abierta y daba mucha libertad al gobierno.
Al final se abandonó el proyecto con la idea de crear uno nuevo.
Y es que si el dinero no se gasta debe ir al fondo común, por lo tanto había que encontrar la solución para que se pudieran seguir ejecutando obras.
¿Qué pasó? A raíz de que la iniciativa presidencial no tuvo eco, los diputados hicieron su propia ley y la aprobaron, pese a que el presidente había anunciado que preparaba una similar y que, a diferencia de la aprobada, esta incluiría otros temas relacionados con las comunidades y con los aportes ordinarios a los consejos de desarrollo.
Los diputados no esperaron: aprobaron su ley, que además de no incluir los aportes ordinarios ni lo que el presidente deseaba para un proceso más ágil, tenía problemas de inconstitucionalidad que impedían su validez y, sobre todo, fallas de redacción para que el Ministerio de Finanzas la usara como todos queremos: que las obras sigan y que el dinero no se vaya al fondo común.
En ROBERTO ALEJOS PODCAST de esta semana entrevistamos a Mariana Rohrmoser Moreno, abogada y notaria especialista en transparencia, participación ciudadana y temas de inconstitucionalidad. Ella explicó por qué el presidente tuvo que vetar la ley y por qué ese veto es válido, así como que el Congreso nunca debió mandarla a publicar.
No solo dio argumentos legales de por qué los diputados no debieron publicar la ley y de por qué el veto sí era válido, sino que habló de los problemas para ejecutarla, señalando que la ley, lejos de ayudar, podía convertirse en un obstáculo, especialmente por los términos y plazos. Por ejemplo, pocos días para que Segeplan emitiera dictamen o informe, lo que puede generar resultados adversos; por la falta de claridad de la ley las obras quedarían varadas mucho más tiempo del que ya estaban.
¡No se vale! Que no entendamos que el diálogo y la negociación, como menciona la licenciada Mariana en este capítulo del podcast, provocan grandes problemas no solo a nivel personal, grupal, gremial o institucional, sino nacional. Porque si todos tenían la misma intención –seguir usando los fondos antes de que vayan al fondo común– y si ambas partes, gobierno y diputados, buscaban aprobar las obras municipales para descentralizar el país, ¿por qué no hubo un alto para ponerse de acuerdo?
¡Ya es hora! No solo de insistir en el diálogo y la negociación, sino en que todas las bancadas deberían ponerse de acuerdo, en especial cuando tienen la misma intención y buscan el mismo objetivo. Aunque hoy marcamos una línea del tiempo, es la participación de las y los guatemaltecos la que fiscaliza procesos y presiona a quienes dirigen las instituciones para que se haga lo mejor, lo más conveniente para la institucionalidad, nuestro sistema Republicano y la nación.
Que nos duela ver cómo la falta de diálogo y negociación en las instituciones y en la dirigencia nacional, en los líderes políticos, nos tiene confrontados y más pobres, encabezando listas pavorosas de pobreza, desnutrición, falta de oportunidades e inmigración. Que ese dolor sea el motor para actuar, involucrarnos, exigir y trabajar por cambiar el destino de Guatemala. ¡Caminemos, participemos… o no avanzamos!







