Los refranes son parte de lo que se conoce como sabiduría popular que es el conjunto de conocimientos, creencias y valores tradicionales que se transmiten de generación en generación y que muchas veces se convierte en las famosas frases que siempre tienen un elemental sentido común. A lo largo de la vida hemos escuchado aquel que dice “dime con quién andas y te diré quién eres” pues la personalidad y el comportamiento de una persona se puede conocer dependiendo de con quién se relaciona.
Viene esto a relación por el tema de los archivos de Epstein cuya publicación fue aprobada ya por la Cámara de Representantes con una amplia mayoría y se espera una aprobación similar del Senado para que el decreto sea enviado al presidente Trump para que lo firme formalmente, cosa que había adelantado que haría, aunque ahora surgen dudas luego de haberle dicho “cállese cerdita” (Quiet piggy) a la reportera de Bloomberg News, Catherine Lucey cuando le preguntó por qué no había él publicado los archivos y su enfrentamiento, ayer, con una reportera de ABC, al punto que dijo que su gobierno revocará la licencia a ABC como canal de televisión por haberle planteado una interrogante sobre el caso Epstein.
Jeffrey Epstein era selectivo en cuanto a sus “amigos”, pero el único factor que importaba era cuánto poder e influencia tenían y por ello políticos (demócratas y republicanos), millonarios, banqueros, académicos de prestigiosas universidades y reconocidas personas públicas, formaban parte de su especial séquito. Lo que distinguía a Epstein era la cantidad de mujeres, muchas de ellas menores de edad, que permanecían a su alrededor y que eran el gran atractivo que le permitía mantener esas jugosas relaciones con infinidad de poderosos actores, no sólo de Estados Unidos sino hasta con “nobles” de otros países.
Ahora se está viendo cómo algunos profesores universitarios o dirigentes de universidades de prestigio están renunciando a sus cargos luego de que se materializó ya el decreto para liberación de los archivos secretos que el mismo Trump había dicho que él publicaría, aunque luego se retractó de su ofrecimiento público.
En el tema de las relaciones con Epstein no había, en absoluto, influencia ideológica porque bastaba que alguien tuviera interés en el tema que manejaba él, con la colaboración de la convicta Ghislaine Maxwell, reclutando no solo a mujeres bonitas, de cualquier edad aunque con preferencia de menores, sino también a su clientela de hombres que son los que ahora iremos conociendo bien porque al aparecer en los listados que no deben tardar en hacerse públicos, prevalecerá ese refrán por el sello que marcará en cada uno de los señalados su relación con el fallecido pedófilo.








