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Hemos vivido en una constante, en la que los gobiernos de turno, nombran a los funcionarios porque son amigos, amigas, amantes o familiares, esta invariable costumbre ha sido parte de nuestra historia, la que por cierto con excepción de los beneficiados a ningún ciudadano nos ha parecido, cuando el actual equipo de Gobierno se encontraba en la llanura no se le vio diferente a los demás, pero tampoco tan igual como ha resultado ser en los casi dos años que llevan en el Gobierno.

Ha habido denuncias de corrupción, las que los afines que siempre hay, han calificado de errores, otros nos preocupamos más, y seguimos a la expectativa no para esperar sus errores, si no que para recibir mensajes esperanzadores, especialmente que en algún momento diera el Presidente un golpe en la mesa, lo que no ocurrió a la fecha, la enemiga del Presidente, la Fiscal General ha ganado las batallas, porque ha contado con un equipo fusionado que ha obedecido la línea de mando, pero no solo la ha obedecido, además la ha respetado, algo indispensable en los órganos jerarquizados.

En el Ejecutivo que es el único órgano que se renovó, resulta que parece que no se renovó, ni en cuanto a los funcionarios, ni en cuanto a las prácticas que se han mantenido invariablemente durante toda nuestra historia, solo falta observar cómo se nombra a alguien que ya estuvo con una administración anterior, con la otra o con varias, siendo un alto porcentaje de los nombrados cuestionados, o con un historial nada aconsejable.

Siempre he sido partidaria de la importancia de la meritocracia, y en se sentido creo que todas las administraciones han contado con buenos elementos, que pueden aportar conocimientos y experiencia para que un régimen funcione como la población lo necesita, pero también es cierto que no han sido todos los funcionarios, más bien han sido pocos, por lo que esperábamos, (ilusos que somos) que el actual Gobierno, si iba a reciclar funcionarios, porque se comprende que nunca pensaron ganar, por lo menos los analizaran, para cuando se cuestionaran tuvieran la respuesta adecuada.

No ha sido así, porque no solamente el jefe del Ejecutivo  ha metamorfoseado cualquier cantidad de funcionarios, si no que no ha habido un análisis de los perfiles, por lo que vemos por acá y por allá a los mismos de siempre, ese es un fallo que preocupa, porque se vienen decisiones importantes, en las que el Ejecutivo tiene un papel protagonista, y debido a lo ya visto existe la zozobra generalizada que ya se encuentren platicados los perfiles, y  que nos defraude nuevamente el Presidente con sus decisiones que han sido opacas, y de las que no da explicaciones.

En ese orden de ideas existe la percepción, que pueden darse dos escenarios, el primero que renombre a algunos ya nombrados y que no sean los mejores perfiles, a muchos ya los conocemos, el segundo,  que si no son los mismos sea su decisión como el encabezado de este articulo: AL DEDO, como ya lo ha hecho, lo que da lugar a que exista la duda de a dónde vamos, he leído en redes sociales un argumento muy extendido de que a este Gobierno se le percibe como un pollo sin cabeza, algo que como es lógico crea incertidumbre que repercute en lo social, pero con más impulso en lo económico, porque ningún inversor se anima a gastar su capital en un lugar en el que no existen reglas claras, y por ende en el que cambian a los funcionarios como hojas de papel, y lo peor es que en las hojas no se puede escribir.

Estando así las cosas, es comprensible que se dude cada día más de la capacidad del actual Ejecutivo, de dar respuesta a por lo menos un 25% de lo que se necesita, y que se tenga más preocupación de las decisiones que va a tomar con relación a las elecciones de segundo grado, como se le ha dado en llamar a los procesos en los que se elegirán, a órganos de control tanto jurisdiccional como administrativo, que marcan en muchas oportunidades la ruta a seguir.

Toda sociedad necesita confiar en sus instituciones, cuando esto no sucede, las instituciones representan un problema.

Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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