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Sigo con la génesis de la gesta del 20 de octubre de 1944, porque fue épica, deslumbrante tener la libertad, pero también estuvieron dictaduras, golpes de Estado, el autoritarismo y nuestra democracia. Por ello estamos escribiendo con esta saga de artículos, para los jóvenes, a los revolucionarios del 44 al 54, a nosotros de la generación de los 60, 70 y los 80 recordando un repaso de nuestra historia, y nos trajo a la mente de parte importante de nuestra vida, la época estudiantil, la evocación con la rebeldía innata de la adolescencia con lozanía y frescura inconforme, aquel nihilismo, el desorden y protesta a flor de piel, que experimentamos muchos de nuestra generación. Para no olvidar a los jóvenes de entonces y de ahora, con sus memorias, crónicas y con estos anales. Y como adolescentes teníamos incierto con su siempre voraginosa, turbulenta y precipitada esencia, pero como bien afirmó esa mujer de los años 20, ícono de la provocación Tallulah Bankhead, “si pudiera volver a la juventud, cometería aquellos errores de nuevo, solo que más temprano”. En esa época vivida en los tiempos anhelados de esas generaciones, cuando se despertó en muchos de nosotros, algo que traíamos dentro, esas nuestras inquietudes e ímpetus, innovadores e insurrectos, con visión utopista o pragmática para un futuro mejor para Guatemala: fuimos actores de una juventud sublevada, vanguardista y subversivos, a veces con mucho caos y vorágine.

Y seguimos con esta sucesión de historia, porque aquí estuvo Manuel Estrada Cabrera que fue presidente 22 años; fue presidente interino y luego se mantuvo allí mediante elecciones fraudulentas por más de dos décadas. Este tirano no toleró ningún tipo de oposición y comenzaron a darse una serie de crímenes políticos, torturas en la Penitenciaría Central y fusilamientos de numerosos opositores. Fue conocido en su tiempo como “Don Manuel”, “Jefe del Partido Liberal”, “Excelencia”, “Benemérito de la patria” y “Benefactor de la juventud estudiosa” por sus aduladores, o simplemente como “Cabrera” por sus detractores.

Jorge Ubico fue un dictador y un tirano debido, con su gobierno fue autoritario desde 1931 a 1944, caracterizado por la represión política y la imposición de su voluntad sobre el poder legislativo. Si bien algunos aspectos de su gobierno, como la modernización de obras públicas, son recordados por algunos sectores, su régimen fue marcado por un control férreo sobre la población y la supresión de las libertades”.

Ubico fue autoritario, ejerció un control absoluto sobre el poder durante su mandato, extendiendo su gobierno de forma continua y manipuló el Congreso a su voluntad. Tuvo represión: su régimen reprimió violentamente las protestas y opositores, como se evidenció en 1944 con el uso de la fuerza militar contra manifestantes pacíficos. Mano dura: Implementó leyes restrictivas y utilizó métodos de control policial que generaron miedo en la población, como la «Ley contra la Vagancia». Tuvo unos legados divididos: A pesar de la represión, algunas de sus obras de infraestructura, como el Palacio Nacional, aún se conservan y son valoradas por algunos por su calidad y valor estético. Unas obras: En su gobierno, se construyeron importantes obras públicas, como el Palacio Nacional y el Edificio de Correos, Edificio de la Policía Nacional.

Pero Ubico se vio obligado a renunciar en 1944 debido a una creciente presión popular y a un movimiento cívico-militar que buscaba derrocar su régimen. A lo largo de la historia política de Guatemala, han surgido diversas figuras políticas dictatoriales, entre las que destaca la figura de Jorge Ubico. 

Y termino mi artículo de hoy: Ahora necesitamos más retos para plantear y evolucionar, necesitamos otros partidos nuevos y jóvenes revolucionarios y pragmáticos, porque se ha venido sufriendo un acelerado proceso de cambios y necesitamos transformaciones urgentes, porque queremos sociedades con modificaciones y renovaciones con modernidad. El país necesita conocer los cambios notablemente, con su entorno político, económico y social, y no ha ido mucho más de lo que algunos historiadores han calificado como los hechos fundamentales de la más reciente historia. 

Flaminio Bonilla

Abogado, escritor, comentarista, analista de prensa, columnista en “Siglo XXI” de 1991 y luego en La Hora del año 1991 a la fecha con mi columna “sin esconder la mano”. En la política nacional fue miembro del Partido Democracia Cristiana Guatemalteca, su Vicepresidente del Consejo Político Nacional y Director Nacional de la “Organización Profesional Demócrata Cristiana”. Soy un hombre de izquierda y soy socialdemócrata. Fui Registrador General de la Propiedad del 1982 al 1986; Registrador Mercantil General de la República del 1986 al 1990 y luego 15 años Representante Judicial y Consultor Jurídico del Registro Mercantil. Ha sido profesor universitario en la Facultad de Derecho de la USAC y en la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar. Especialista en Derecho Mercantil Corporativo y Constitucional. Soy graduado en Guerra Política del Colegio Fu Hsing Kang de Taipéi, Taiwán.

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