0:00
0:00

Con el escape de 20 reos del centro de detención Fraijanes 2, al gobierno del presidente Arévalo le ha llovido sobre mojado. Ciertamente, esta es la mayor crisis del gobierno actual la cual es utilizada por los corruptos para hacer comparaciones realmente estúpidas. Hay un grupito de amigos de lo ajeno que andan diciendo que el gobierno de Bernardo Arévalo es mucho peor que el gobierno de Alejandro Giammattei. Tampoco eso es cierto. No hay comparación entre el fraudulento, mentiroso, manipulador, autoritario gobierno de Giammattei y el de Arévalo. 

Cuando quieren comparar al presidente Arévalo con Giammattei, debo recordarles lo que hizo el entonces presidente amparado en la pandemia del COVID. Giammattei desarrolló un plan para hacerse de fondos públicos fingiendo que compraba vacunas y lo debió hacer no con un Estado transparente y democrático, no. Lo hizo con un país de dirigentes corruptos y de un régimen autoritario: Rusia. Su amante, Miguel Martínez, un pseudo ingeniero que ganó su título como Consuelo Porras ganó su falso doctorado, igual, fue su cómplice. Martínez dirigió el «Centro de Gobierno», una especie de supra ministerio paralelo, que se ubicaba ilegalmente encima de todos los ministerios. Ni por el robo de vacunas ni por el ilegal Centro de Gobierno ha sido investigado, menos acusado por el Ministerio Público, MP. 

Mientras los guatemaltecos se vacunaban con donaciones hechas por países amigos, las vacunas Sputnik vinieron como cuenta gotas a Guatemala. Giammattei utilizó a su ministro de salud, Hugo Monroy, una especie de testaferro que se prestó al atraco. Luego el exministro apareció de asesor de algún diputado corrupto en el congreso. Quien firmó los contratos ocultos, que a la fecha no aparecen porque el Ministerio Público jamás ha querido investigar este desfalco, fue la ministra Amelia Flores, que cuando se dio cuenta había sido embaucada por la parejita de novios que vivían en el Palacio Nacional. 

Si algo me molesta de esa época en la que todos sufrimos los embates del COVID, fue que la pandemia le cayó como anillo al dedo a Giammattei y a sus 40 ladrones, sus ministros. Utilizando su vocación autoritaria y aprovechándose del Estado de Calamidad, hizo de todo para robar y robar. Realmente nos vio la cara. Robó con las vacunas rusas que nunca vinieron, bueno vinieron, pero no en las millonarias cantidades en las que dijeron que compraron. Robó en disque hacer hospitales que no hizo. Robó cobrando por carreteras que no hizo, por las famosas escuelas «Bicentenario» que no hizo. Robó parejo, destruyó todo lo que tocó, pero lo peor fue que le dio el golpe letal de cooptación al sistema de justicia, particularmente al MP, sí, al brazo investigativo del Organismo Judicial, al que Giammattei convirtió en el defensor de sí mismo.

Para que exista un gobierno tan corrupto como el que construyeron los ladrones empresarios, los testaferros, los narcotraficantes nacionales e internacionales, los diputados corruptos de entonces, los alcaldes que desde el gobierno municipal llegan a robar obra tras obra, llegan a lavar dinero mal habido, para eso se requiere un plan. Las redes criminales que nos dominan no nacen por generación espontánea. Estas se reorganizan con el ataque a la Comisión Internacional Contra la Impunidad, CICIG, cuando ubican a Jimmy Morales al frente del gobierno de la nueva corrupción.

Para que la corrupción sea posible hay que cooptar a todas las instituciones, tal como lo facilitaron los criminales de cuello blanco que pelearon contra la CICIG y contra nuestro derecho de construir un país de verdad, no este simulacro de país hecho para robar. Por eso es que inicialmente capturaron al MP y luego a todo el sistema de justicia. Paralelamente, recuperaron los ministerios aparentemente perdidos por las investigaciones de la CICIG, principalmente el de comunicaciones el que en la época de Alejandro Sinibaldi fue el bastión financiero del gobierno de los corruptos del Partido Patriota, heredado a José Luis Benito, otro ladrón a quien le encontraron el dinero robado en efectivo en Antigua Guatemala. El MP actual ya se lo devolvió. 

Para ponerle la tapa al pomo, el Pacto de Corruptos coopta en su totalidad a la Universidad Nacional, la USAC, para asegurarse las Altas Cortes. La cooptación de la USAC tiene dos funciones, la captura del sistema de justicia y la normalización de la corrupción. El autoritarismo de esta institución cooptada se encarga de sembrar miedo para cosechar silencio. Seguro que el currículo oculto tiene ya los cursos de Corrupción 1, Corrupción 2, acompañados por la nueva innovación pedagógica de la facultad de humanidades: Silencio 1, Silencio 2 y así sucesivamente, la otrora institución revolucionaria cae en las manos del mismísimo Pacto de Corruptos. 

Cuando el sistema de justicia está cooptado hasta los dientes y cuando los jueces acceden a poner a los reos donde los reos quieren, algo huele mal. Es por eso que este evento de la fuga de los reos debe entenderse con claridad para no culpar de forma inocente a un ministro de gobernación, incompetente o no. Este evento no solamente es producto de la ya normal incompetencia de este gobierno, no, es el producto de años de ataques a todas las instituciones democráticas, incluyendo a la prensa honesta, a la que han atacado hasta dejar encarcelado a quien representa la Libertad de Prensa en Guatemala: José Rubén Zamora, un caso que llora sangre producto de la venganza de Giammattei, estrategia común de las redes criminales para continuar la corrupción. 

Este evento es el resultado de una minuciosa planificación con apoyo de internos y de externos. En ese sentido comparto el argumento expresado por Carolina Escobar Sarti en su columna: Continuum de corrupción y de crisis de Prensa Libre, quien nos da un panorama histórico de otra serie de fugas, algunas de mayor intensidad. El argumento es que detrás de esta fuga está nuevamente el Pacto de Corruptos que se prepara para volver a hacer fraude en todas las elecciones importantes que tendremos en el 2026. Pero más que eso, Carolina nos llama a entender y luego a atender los problemas estructurales de este escape, dándonos ejemplos concretos de los problemas estructurales detrás de esta fuga, particularmente de que son las redes criminales quienes planificaron, pagaron y ejecutaron este escape, esto es, el Pacto de Corruptos. 

Mientras nos seguimos moviendo de crisis en crisis, unas inventadas para desviar nuestra atención de asuntos importantes, otras reales porque los mareros sienten que no son tratados de forma recíproca o porque las redes criminales se reorganizan para mantener al país bajo su control, bien haríamos en detenernos y analizar realmente lo que como país nos pasa, lo que como gobierno les pasa. Este es un buen momento para que el gobierno de Bernardo Arévalo haga una profunda revisión de su plan, de sus logros, de los fracasos, de los errores y de las necedades que los caracterizan.

La reflexión que sugiero, para el gobierno actual y para nosotros los guatemaltecos puede ser planteada comparando las condiciones de la pre revolución de 1944, aquel evento que a pesar de la situación social tan inhóspita en que se desarrolló, logró importantísimos resultados para Guatemala. Esos revolucionarios y revolucionarias de aquel glorioso 20 de octubre deben guiar nuestros pasos ahora. Ya no podemos, ya no debemos seguir posponiendo la construcción de un país de verdad que dé oportunidades de desarrollo para todos, que no obligue a guatemaltecos honestos a emigrar a Estados Unidos, que no arrincone a infantes en la desgracia de la desnutrición. Ya es el momento de salir de esta pesadilla creada por el Pacto de Corruptos. Debemos construir un país de verdad. Hagámoslo ahora porque si no es ahora, no será nunca. 

 

Fernando Cajas

Fernando Cajas, profesor de ingeniería del Centro Universitario de Occidente, tiene una ingeniería de la USAC, una maestría en Matemática e la Universidad de Panamá y un Doctorado en Didáctica de la Ciencia de LA Universidad Estatal de Michigan.

post author
Artículo anteriorLas Mariposas
Artículo siguienteSin justicia nunca habrá paz