Como una descomunal torpeza por parte de las autoridades, se puede calificar la fuga de 20 reos del Centro de Detención para Hombres Fraijanes II, que de acuerdo con las autoridades se dio durante el mes de agosto y hasta el sábado 11 de octubre el director del Sistema Penitenciario, Ludin Godínez, en conferencia de prensa, informó sobre este hecho. El ministro del ramo brilló por su ausencia.
Peor aún fue la terca y obtusa actitud del ministro de Gobernación, en última instancia el máximo responsable del sistema penitenciario, quien guardó silencio sepulcral durante el fin de semana y no fue sino hasta el lunes, en la sosa y anodina Ronda, que finalmente dio declaraciones sobre la fuga y, al ser cuestionado si renunciaría a su puesto, tozuda y cínicamente indicó que “…no voy a dejar el puesto hasta no resolver este problema, no puedo dejar este problema resuelto a medias”. Lanzar luego la amenaza de que el director carcelario que falle en la prueba de polígrafo “se va”, así como la retahíla de excusas que dio el lunes el titular de Gobernación, refleja un comportamiento reactivo en el manejo de dicha cartera.
Lo preocupante, además de que se escaparon 20 presos de un perfil de alta peligrosidad, es que la fuga se dio durante varios días del mes de agosto, presuntamente uniformados de policías, y durante dos meses, las autoridades no tenían ni idea de que se habían escapado porque simple y llanamente las autoridades no realizan conteos de presos en las cárceles aun cuando la ley manda hacer un conteo por la mañana antes de iniciar actividades y uno al final de la tarde, al finalizar actividades. Lo que evidencia este gobierno es que no tienen control de las cárceles y tampoco tienen la menor idea de cómo ejercer autoridad sobre las mismas.
Otro aspecto importante que se debe considerar es la ausencia de liderazgo del gobierno en esta (y otras) crisis. Si el presidente Arévalo tenía conocimiento de esta fuga, como lo sugieren las declaraciones del exdirector de presidios y el ministro de Gobernación, debió haber cancelado su viaje a Europa para enfrentar esta crisis, así como también la de infraestructura vial. De igual forma la vicepresidenta Karin Herrera debió tener un papel más protagónico como presidenta en funciones. Ambos funcionarios le fallaron estrepitosamente a los guatemaltecos, dejando muy claro que este es y ha sido un gobierno errático, improvisado y negligente.
El eje 6 del plan de gobierno de Semilla, titulado “Seguridad Democrática en un País para Vivir”, indica textualmente en uno de sus puntos que el gobierno iba a “Quitarle el control de las cárceles al crimen, mediante la construcción de una nueva cárcel para penas graves (Q1.1 millardos) que concentre a los criminales peligrosos y un modelo de gestión penitenciaria más seguro que responda a la actualización de la política penitenciaria”.
Estamos claros que, al igual que con la educación, la salud, la infraestructura vial y la economía, el plan de este gobierno ha sido únicamente eso, un plan que nunca lo van a ejecutar.