Peleas y agresiones en el tránsito: ¿Qué puede desatar estos enfrentamientos?

Yesica Peña

En Guatemala, los enfrentamientos entre conductores en plena vía pública se han vuelto parte del «paisaje urbano». Golpes, insultos y amenazas aparecen cada vez con mayor frecuencia en videos que circulan en redes sociales, sobre todo en la capital, donde el caos vehicular es parte del día a día. ¿Pero qué hay detrás de estas explosiones de furia?

Expertos advierten que este fenómeno va más allá de simples malos ratos al volante: es un síntoma preocupante del deterioro de la salud mental colectiva, conducta humana, y la convivencia en sociedad.

Factores como calles en mal estado, lluvias, falta de señalización y una infraestructura vial deficiente aumentan el nivel de estrés y llevan a muchos conductores a reaccionar de forma violenta.

PERFIL DE LOS CONDUCTORES VIOLENTOS

La psicóloga y Directora de HUMANENRICH, Coralia Peña, explicó que quienes protagonizan este tipo de agresiones suelen tener características específicas:

  • Impulsividad: reaccionan de inmediato, sin medir consecuencias, con baja tolerancia a la frustración.
  • Frustración acumulada: no es el tráfico en sí, sino tensiones laborales, familiares o económicas que se descargan al volante.
  • Ansiedad: viven en estado de hipervigilancia, sintiéndose constantemente amenazados.
  • Trastornos de personalidad: en los casos más graves, presentan rasgos de trastorno límite o antisocial, con conductas deliberadamente agresivas.

«Es importante que si una persona observa que su conducta ya es irreconocible por el estrés, busque ayuda psicológica», advirtió Peña.

INCIDENTES QUE SE VUELVEN VIRALES

En redes sociales abundan videos de peleas entre automovilistas, algunos incluso involucran a agentes de tránsito. Estas escenas suelen ser captadas por cámaras de seguridad o celulares de peatones y rápidamente se vuelven virales.

Para Peña, esto refleja un problema social más profundo: «La sociedad no prioriza el descanso ni la salud emocional. Las jornadas laborales extensas, la falta de sueño y el estrés crónico hacen al cerebro más reactivo e irritable».

LOS ESPECTADORES

Otro fenómeno que acompaña a estas agresiones es el llamado “efecto espectador”. En lugar de intervenir, los testigos graban y difunden los hechos en redes sociales.

Según la especialista, esto ocurre por varias razones: creer que “otro hará algo”, miedo a involucrarse, desensibilización por la exposición constante a la violencia, y el deseo de obtener validación digital. «Intervenir puede ser riesgoso, entonces preferimos observar pasivamente», explicó.

Más allá del tráfico, estas escenas evidencian un problema cultural: el estigma hacia la salud mental. Para Peña, la terapia sigue viéndose como “algo para locos”, cuando en realidad debería asumirse como una herramienta de prevención y bienestar.