La Revolución de Octubre de 1944 tuvo un enorme impacto en la vida social guatemalteca y entre sus muchos logros fue la educación, uno de ellos. Son las escuelas Tipo Federación, construidas entre 1946 y 1948 con una visión moderna para la época que juntaba geometría con aprendizaje. Las estructuras arquitectónicas de las Escuelas Tipo Federación eran circulares, semicirculares, triangulares y no solamente las tradicionales estructuras escolares rectangulares. Los edificios educativos actuales no se comparan a la belleza del pensamiento que creó las Escuelas Tipo Federación: Juan José Arévalo.
Eran escuelas con un currículo que juntaba la ciencia con el arte y la cultura. Algunas tenían trabajos originales de artistas nacionales, como del artista quetzalteco Rodolfo Galeotti Torres, entre otros. A pesar de que las ciencias del aprendizaje realmente no emergían en esa época, la intuición educativa del excelente presidente Arévalo Bermejo quedó plasmada en este hermoso y efectivo modelo escolar. Aunque la estructura escolar era importante, el gobierno de la revolución sabía que era mucho más importante tener buenos maestros, los que se formaban en los otrora Institutos Normales, lugar de aprendizaje de cientos sino miles de excelentes maestros. Paralelamente se crea a la universidad de la revolución, la nueva Universidad de San Carlos de Guatemala, nacional y autónoma con su, entonces, pertinente, Facultad de Humanidades, hoy cooptada por corruptos.
A mediados del Siglo pasado, 1950, la teoría de aprendizaje dominante, tanto en psicología como en educación, era el conductismo. El conductismo es una teoría psicológica nacida del trabajo de Pavlov, quien desarrolló sus experimentos de aprendizaje condicionado en animales a través de estímulos y respuestas. El conductismo, tanto psicológico como educativo, mostró siempre desinterés sobre los mecanismos del aprendizaje. Entonces, aprender realmente era repetir, enseñar era hablar y el aprendizaje era un misterio como producto de la enseñanza, usualmente repetitiva. Afortunadamente, la larga noche del conductismo por fin terminó con los trabajos pioneros de Piaget.
El rompimiento del conductismo fue debido al trabajo de los cognitivistas que metafóricamente rompieron la tapa de los sesos para iniciar el largo y productivo camino del entendimiento de los procesos mentales del aprendizaje. Emergen los primeros estudios que trascienden las conductas y analizan concepciones estudiantiles sobre la matemática y sus operaciones. Entendimos entonces que las concepciones previas que traen los alumnos a la clase afectaban enormemente su aprendizaje. El diagnóstico y el entendimiento de estas ideas previas se da inicialmente en matemática, pero luego emerge una basta literatura en concepciones en aprendizaje de la ciencia, la física, la biología, la química y muchas. Muchas de estas concepciones eran equivocadas o producto de errores escolares.
Los logros de los cognitivistas fueron con relación al entendimiento de los problemas en el aprendizaje, así, por ejemplo, se sabe que los alumnos de primaria tienen dificultad con los valores posicionales de los dígitos de un número. De igual forma, no comprenden la equivalencia entre fracciones y sus representaciones decimales, por ejemplo, ½ es equivalente a 0.5 lo que tiene implicaciones en la suma, resta, multiplicación y división de fracciones. Pero estas concepciones equivocadas de los niños pueden resolverse con docencia pertinente que permita a los alumnos expresar sus ideas para corregirlas. Este modelo didáctico varió totalmente de la docencia conductista autoritaria, donde enseñar es hablar y aprender es repetir hacia la emergencia de lo que se llamó constructivismo.
Con la investigación cognitiva y con los aportes piagetianos al entendimiento del aprendizaje emergieron marcos conceptuales de didácticas específicas, así la didáctica de la matemática, la física, la química, la biología emerge en los años 80 y 90 del siglo pasado con una base de psicología cognitiva como la teoría del Cambio Conceptual. El constructivismo ha sido fundamental para mejorar el aprendizaje de la ciencia y la matemática.
Los cambios fundamentales se dieron a finales de los años 80 del Siglo pasado y los años 90 con las Teorías del Conocimiento del Profesor y el trabajo pionero de Lee Shulman, en mi universidad: La Universidad Estatal de Michigan, para entender cual es el conocimiento del profesor, especialmente del profesor experimentado y eficiente que permite producir aprendizajes significativos de los estudiantes. Emerge entonces el constructo Pedagogical Content Knowledge, PCK, entendido como conocimiento específico pedagógico de profesor, en matemática, física, química, biología y otros. Este PCK, permitió el diseño de nuevos programas de formación docente que superaban la antigua visión de que los maestros aprendieran pedagogía separada de la matemática, o pedagogía separada de la ciencia específica.
Pero la metáfora cognitiva también tenía sus límites en materia de aprendizaje, ya que miraba al aprendizaje como un fenómeno mental individual, cuando realmente es social. En otras palabras, aprendemos cuando el aprendizaje nos permite participar en comunidades. Así, aprendemos inglés cuando somos capaces de participar en una comunidad de parlantes de inglés. Aprendemos matemática, cuando participamos en las prácticas sociales de la matemática: Contar, modelar, describir, predecir, explicar matemáticamente. Y esto al final es lo fundamental de la transformación de la investigación sobre aprendizaje.
A la fecha existe ya un conocimiento base sobre cómo aprenden las personas, en general, y cómo aprenden los alumnos y los profesores. Este conocimiento es fundamental para el diseño de sistemas de formación docente que reflejen las realidades cotidianas del aula de clase. Por eso, el camino de la mejora de la educación está en el camino de la mejora de las capacidades docentes. La investigación ratifica que son los profesores el elemento clave del aprendizaje. Es en ellos que hay que invertir. Ciertamente invertir en infraestructura escolar es importante, pero sí se van a hacer 504 institutos, cosa que si se logra sería maravilloso, la planificación y la inversión debe ir encaminada a cómo estas 504 nuevas estructuras tendrán facilidades para mejorar los aprendizajes, especialmente equipar estos 504 nuevos institutos con excelentes profesores y un buen currículo.
Ese es el camino de la mejora de la educación, caminemos. Mejoremos, entonces, los aprendizajes ahora, porque si no lo hacemos ahora, no será nunca.







