A finales del siglo XIX, cuando el siglo XX aún no despuntaba, el joven poeta centroamericano Francisco Gavidia escribió una oda de más de 200 versos titulada «A Centroamérica». Un análisis sombrío y directo de la región que, lamentablemente, aún persiste.
Los versos iniciales del poema: «Centroamérica duerme/ Silenciosa e inerme...» son el núcleo de toda la obra. Resume la profunda crisis política social que sigue vigente en la región. El término «Duerme» no se refiere a un término de paz, sino a un estado de inacción y estancamiento político-social que impide el progreso y el desarrollo. Es una condena a la pasividad de los líderes políticos y las gentes que, en lugar de consolidar la unión, aún permiten la fragmentación y el caos.
Las palabras «Silenciosa e inerme» subrayan la debilidad política de Centroamérica. La falta de una voz unificada la hace «silenciosa» y la vuelve «inerme» frente a las amenazas internas y externas. Gavidia lamenta en varios versos, que la fuerza de la independencia no se haya canalizado hacia la construcción de una nación sólida.
La primera estrofa continúa con una metáfora desgarradora: «Sus pueblos son estériles llanuras, / Zarzales infecundos…» que describen la improductividad y el deterioro social. Las «llanuras estériles» simbolizan la falta de desarrollo cultural, intelectual y económico, mientras que los «zarzales infecundos» representan los conflictos internos, las rivalidades y la falta de colaboración que impiden el florecimiento de la sociedad.
El verso «Temerosas y agrestes espesuras…» es una expresión de dolor y desesperanza de un ayer y de un hoy.
Las primeras estrofas del poema son, de esta manera, no solo un lamento, sino un grito de frustración política ante la cruda realidad de una sociedad que, en lugar de florecer se estanca.
Luego de ese lamento, más allá de la mera tristeza, Gavidia acusa a la clase política y al sistema que se impuso tras la independencia. Ve el «despotismo» como el principal verdugo político, una crítica clara a los gobiernos autoritarios que surgieron y que, en lugar de construir, destruyeron los ideales de libertad y unidad.
El poema luego nos lleva al Análisis Histórico y Social: La Traición a los Ideales, de los líderes independentistas y la cruda realidad de la posindependencia. Gavidia lamenta que la herencia de estos hombres no fuera para un pueblo libre, sino para uno «cobarde y maniatado» sobre el que la tiranía deja su huella de sangre. Esto demuestra que, para Gavidia, el fracaso político es una traición a la memoria de los fundadores.
El poeta no solo culpa a los tiranos, sino que también interpela a las «minorías cultas, indolentes…«. Les exige que dejen su pasividad y se unan al «pueblo rudo…» para formar un «indestructible nudo…» contra la corrupción. Esta es una llamada a la acción política desde la intelectualidad, un llamado a liderar y no a observar desde la distancia.
Gavidia utiliza un simbolismo desgarrador para describir la decadencia y apatía de la sociedad centroamericana. Las metáforas «estériles llanuras» y «zarzales infecundos» describen una sociedad que ha perdido vitalidad. El alma de la sociedad se ha marchitado, sumida en una «tremenda calma» que es en realidad, un «sueño del olvido«.
El poeta señala que el Pueblo es tanto Víctima como Cómplice. Lo describe «maniatado» y entregado a la «fuerza ciega» del azar, esperando en brazos de la suerte el futuro. Esta es una crítica a la pasividad de la sociedad que, al no tomar las riendas de su propio destino, se convierte en cómplice de su opresión. La dicotomía entre el «crimen coronado arriba» (los tiranos) y el «crimen inconsciente, abajo» (la plebe) resalta esta complicidad por omisión y apatía. Con ese verso, Gavidia argumenta que la población es parte del ciclo de opresión y cómplice de su propia miseria por su falta de conciencia, educación o voluntad. No se trata de una complicidad activa, sino de una pasividad que permite a los tiranos actuar sin oposición.
El poema también es un retrato sombrío de corrupción y desesperanza. Gavidia señala a la élite gobernante como la principal responsable del desastre de la región. La expresión «el crimen coronado arriba» es una crítica punzante a los líderes, que se han entronizado en el poder a través de actos criminales. El «sudario fúnebre de nieve» y las «gotas de sangre» son metáforas que describen una sociedad que, a pesar de parecer limpia e inofensiva (la «nieve»), está construida sobre la violencia y el asesinato político (gotas de sangre).
Los siguientes versos hablan de un panorama social desolador. La «Historia» se convierte en «acusador legajo» que documenta esta realidad, dejando claro que el estado de la sociedad no es un accidente, sino el resultado inevitable de una profunda corrupción moral que afecta a todas las capas sociales. «Los oprimidos, los que oprimen«, forman parte de un ciclo de violencia.
En la última parte de la Oda a Centroamérica, Gavidia plantea una solución basada en la unión, solidaridad y autodeterminación, afirmando que el «porvenir no llega, inesperado» sino que es «engendrado» por el «espíritu del hombre» y el «valor«. Las analogías de Cristóbal Colón, que vence el miedo y el azar para crear un nuevo mundo, y del volcán Izalco, que surge de las entrañas de la tierra como un «titán vencedor«, sirven como ejemplos de que el futuro es una construcción activa, no un regalo del destino.
Una de las ideas más profundas del poema es la distinción entre una verdadera «sociedad» y una simple «turba». El poeta argumenta que una «turba» es un simple conjunto de individuos sin un propósito común, amalgamada por el azar y el egoísmo. En contraste, una «sociedad» es una construcción consciente y unida, una entidad con «un corazón y un alma«.
El poema concluye con un llamado enérgico y esperanzador: «Ved lo que os pide el porvenir: un lazo«. La solución no es un líder o una ideología, sino un «abrazo» que «una los corazones y una el brazo«. Este lazo de unidad es la «cadena» que el despotismo no puede romper. Gavidia ve en la solidaridad y la hermandad la única fuerza capaz de derrotar a la tiranía que envenena la región. Es un llamado a que el pueblo, a través de la unión, se convierta en una fuerza impenetrable y finalmente construya la nación que los próceres imaginaron.
Francisco Gavidia, a través de este bello poema, ofrece un análisis sociopolítico directo y sombrío de Centroamérica que aún persiste, denunciando la corrupción sistémica y la pasividad de la sociedad. Es un juicio histórico de condena tanto a los líderes como al pueblo, por la situación de Centroamérica.