Amanecí con la noticia de que el presidente Bernardo Arévalo ahora nombra a una pieza importante en la embajada de Washington, un elemento clave que sacó a la Comisión Internacional Contra la Impunidad. CICIG, Jorge Skinner-Klée. O sea, no solamente no da la cara el presidente a quienes están siendo perseguidos, encarcelados y hasta exilados por apoyarlo a llegar a ser presidente, sino que ahora le da puestos importantes a corruptos, a enemigos de la democracia débil nuestra. No entiendo.
El país casi se desarma desde donde quiera que uno lo ve, no avanza con la infraestructura, ni puertos, ni aeropuertos menos carreteras, no arreglan las carreteras principales y así la larga lista de cosas por hacer. No ataca la corrupción de frente, no enfrenta a Consuelo Porras como dijo que haría. Tiene miedo nuestro presidente o acaso será cobardía, no sé.
No sé de quien heredó tanto miedo que cuando un observa la oportunidad perdida de un gobierno que tenía todo para cambiar la historia de este lastimado país, se ha hecho poco, por no decir nada. Yo solamente puedo decir que ese miedo del presidente Arévalo raya en cobardía, pero a veces dudo si esto no es incapacidad o peor aún, una mezcla de miedo e incapacidad.
¿De dónde viene tanto miedo presidente Arévalo? ¿Será que solamente quería tener la banda presidencial y sentir qué se siente que le digan presidente? ¿Será que negoció con los corruptos para que lo dejaran estar sentado ahí por cuatro años sin hacer nada, nada de importancia? O, ¿Será que como dicen los chapines, su presidencia solamente fue un chiripazo?
Arévalo junior al frente del ejecutivo no ha podido escoger ministros eficientes, capaces. Los buenos han llegado casi por azar tal como el caso de la ministra de medio ambiente, Patricia Orantes que viene del Congreso porque la escogencia anterior, la ex ministra de medio ambiente, fue un desastre. Así fue un desastre la escogencia de ministros de comunicaciones, de donde venimos de mal en peor, sin resolver tan importante cartera.
Primero fue la arquitecta de la Vega que a mi parecer hacía un buen trabajo, pero la sacaron disque porque negociaba pagos ilegales, nunca se supo. Luego trajeron a un médico llamado Félix, como el gato, que de ingeniería civil sabía tanto como de energía nuclear, nada de nada. Y ahora se trajo a un chafarote, que ni a desfilar pone a los soldaditos, menos a arreglar la destruida infraestructura. No entiendo porque no se reúne con el Colegio de Ingenieros y busca un buen ministro. Arévalo actúa como que si no hubiera ingenieros civiles capaces con experiencia en administración pública.
Mientras tanto las carreteras importantes del país siguen sin mantenimiento. Yo he reportado varias veces el hundimiento en el kilómetro 189 de la carretera Cito Zarco, una ruta importantísima para el sur occidente de Guatemala. Lo reporté hace cuatro meses, hace tres, hace dos, hace uno y nada. Mucha gente lo ha reportado y ese hundimiento claramente va a colapsar como producto de la infiltración descontrolada de agua en época de lluvia. Ni el presidente, ni el chafarote a cargo de la cartera de comunicaciones se apersonan, nada de nada. La vicepresidente menos. Ella de carreteras no sabe nada. Está ocupada con sus clubes de ciencia.
Sobre los puertos el presidente ha buscado apoyo internacional, pero es muy poco lo que hace comparado con el enorme problema de los ineficientes puertos, las abandonadas carreteras, la pobreza y la desnutrición infantil. Peor aún, no miramos cómo este gobierno sentará las bases de un cambio.
Y ahora, para ponerle la tapa al pomo Bernardo Arévalo nombra embajador en Washington a Jorge Skinner-Klée, diplomático que acompañó a Jimmy Morales para expulsar a la Comisión Internacional Contra la Impunidad, CICIG. ¡Qué barbaridad presidente! Esto realmente es como traicionar al pueblo que lo ha acompañado. Solo falta que vuelva a escoger a Consuelo Porras para fiscal general en el 2026 y le entregamos de nuevo el sistema de justicia a los corruptos.
El problema del estancamiento y retroceso del país debe afrontarse con valor. No pido, no pedimos un gobierno autoritario y menos de dictadores, a la Bukele, más bien creemos en la democracia, pero en el miedo no, menos en la incapacidad. Hay mucho que hacer para recuperar a Guatemala, desde el mantenimiento de las carreteras, de los puertos, de los aeropuertos, de la lucha efectiva contra la corrupción, no de comisiones de cristal que nada pueden hacer contra la corrupción, de la lucha contra la desnutrición, no esas soluciones mágicas de que los pisos de cemento resolverán la desnutrición, no. Trabajo hay presidente. Mire un par de conferencias de prensa de Claudia Sheinbaum, las mañaneras, y aprenda qué es ser un presidente sin miedo y capaz. Quizá estos últimos meses pueda usted hacerlo aquí en su país.
Ahora bien, los ciudadanos debemos armarnos de valor para recuperar este país. Nadie lo hará por nosotros. Somos al final, nosotros, los que tenemos que quitarles el país a las mafias, a los corruptos, a los miedosos y ahora a los cobardes o a los incapaces. Debemos hacerlo por nosotros, por nuestros hijos, por nuestros nietos para poder vivir en un país democrático y funcional. Hagámoslo porque si no es ahora, no será nunca.