El suicidio cobra más de 720 mil vidas cada año en el mundo, lo que equivale aproximadamente a una persona cada 40 segundos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP).
Este 10 de septiembre, bajo el lema “Cambiar la narrativa sobre el suicidio”, se busca romper el silencio, reducir el estigma y fomentar comunidades protectoras. En jóvenes de entre 15 y 29 años, el suicidio es la tercera causa de muerte, lo que refleja un desafío global que trasciende fronteras.
UNA REGIÓN EN ALERTA
En América, la situación es aún más preocupante: las muertes por suicidio han aumentado un 17% desde el año 2000, con más de 100 mil muertes registradas en 2021, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud. La organización impulsa un plan para restringir medios letales, capacitar a comunidades y promover habilidades socioemocionales en adolescentes, como medidas concretas y de bajo costo.
Cada año, más de 720.000 personas se quitan la vida.
El suicidio es un problema de salud pública mundial que afecta a todas las edades y regiones del mundo.
En el Día para la #PrevenciónDelSuicidio, la @WHO te cuenta cómo ayudar a alguien que esté considerando suicidarse.… pic.twitter.com/NApG6c759D
— Naciones Unidas (@ONU_es) September 10, 2025
SEÑALES DE ALERTA
Detectar a tiempo puede salvar vidas. Expertos de MedlinePlus enumeran señales como:
- Hablar de querer morir
- Buscar medios para suicidarse
- Expresar desesperanza
- Aislamiento
- Consumo excesivo de alcohol o drogas
- Cambios en el sueño
- Alteraciones en el comportamiento o despedidas inusuales.
Reconocerlas y actuar rápido es clave; sin embargo, en muchas ocasiones, hay personas que no presentan ninguna señal, es por eso que el simple hecho de conectar más con las personas podría marcar la diferencia.
QUÉ HACER: ACCIONES PRÁCTICAS DE PREVENCIÓN
Organismos como la OMS, la OPS, y la IASP recomiendan pasos concretos:
- Preguntar sin miedo si la persona piensa hacerse daño.
- Escuchar sin juzgar y ofrecer un espacio seguro.
- No dejar sola a la persona en riesgo.
- Buscar ayuda profesional inmediata.
- Retirar medios letales de su alcance.
- Acompañar en el proceso hasta que reciba atención.
La National Alliance on Mental Illness (NAMI) lo resume con un lema: “Inicia una conversación. Sé la diferencia”.
VOCES DE ESPECIALISTAS EN GUATEMALA
Marco Antonio Garavito, director de la Liga Guatemalteca de Higiene Mental, advierte que el tema sigue siendo invisibilizado: “Este tema pasa desapercibido; necesitamos una política pública de salud vinculada al suicidio”.
Garavito cita dos estudios realizados en Guatemala (2005 y 2017) que muestran que entre el 25% y 27% de la población había pensado alguna vez en suicidarse. Para él, las soluciones deben incluir educación desde la escuela primaria, formación de maestros y periodistas, y programas comunitarios que refuercen vínculos sociales. Además, destaca la necesidad de políticas contra el alcoholismo en áreas con alta incidencia.
Su propuesta central: “La gran cura preventiva es re-humanizarnos. Que la gente sienta que su vida vale la pena”.
💙 Todos podemos enfrentar momentos difíciles, pero no tenemos que hacerlo solos.
El suicidio nunca es la solución.👩⚕️👨⚕️ Hablar de tus emociones con un profesional de salud mental no te hace débil
🤝 Recuerda: preguntar salva, acompañar previene. Tu vida importa y siempre hay… pic.twitter.com/O7ICj2xxZE
— Ministerio de Salud Pública (@MinSaludGuate) September 10, 2025
Por otro lado, la psicóloga clínica Rebeca Palacios explica el suicidio desde una dimensión emocional profunda: “El suicidio no es más que desear matar ese dolor que se ha vuelto crónico”.
Para ella, la clave está en una guía sencilla: detectar, atender y escuchar. Reconocer el dolor emocional y acompañar activamente a quien lo sufre es un paso fundamental para salvar vidas.
EL DESAFÍO DEL ESTIGMA Y LOS DATOS
La OMS subraya que el suicidio sigue siendo subregistrado y mal clasificado en muchos países, lo que dificulta diseñar políticas eficaces. El estigma es otro obstáculo: muchas familias y comunidades callan el tema por vergüenza o miedo, lo que retrasa la ayuda.
La OMS y la OPS insisten en la necesidad de estrategias intersectoriales: salud, educación, justicia, medios de comunicación y comunidades deben trabajar de forma coordinada. Se requiere ampliar el acceso a servicios de salud mental, capacitar a profesionales, garantizar cobertura mediática responsable y generar políticas sostenibles a largo plazo.
ES UN TRABAJO COMO SOCIEDAD
Prevenir el suicidio no es solo tarea de médicos o psicólogos; es un reto de toda la sociedad. Hablar, escuchar, acompañar y exigir políticas públicas son acciones que pueden salvar vidas. Como dice Garavito: “Lo que necesitamos es volver a estar presentes en la vida de los demás”.
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