En la víspera de las fiestas decembrinas de 2024, un grupo selecto de jueces del oriente del país recibió una invitación inusual. El remitente no era otro que Luis Mauricio Corado Campos, magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), originario de Jalpatagua, Jutiapa, quien desde su llegada a la máxima corte judicial ha tejido una red de afinidades con jueces de su región natal.
La invitación, que reproducía el escudo de la bandera de Guatemala como si se tratase de un documento oficial del Organismo Judicial, rezaba: “El señor Magistrado Vocal X del Organismo Judicial y de la Corte Suprema de Justicia Dr. Luis Mauricio Corado Campos le hace la cordial invitación para una reunión de convivencia. Donde será un gusto contar con su presencia y poder compartir personalmente en estos fechas especiales de fin de año”.
La cita fue fijada para el viernes 6 de diciembre, a las 12.30 horas, en el turicentro Los Cocos, en La Fragua, Zacapa. Allí, a cambio de bebidas, música y camaradería, el magistrado buscaba algo más duradero: la lealtad de jueces de su región.

El almuerzo —con barra libre de bebidas alcohólicas— se llevó a cabo en horario laboral. La Ley de la Carrera Judicial establece que ausentarse de las labores sin justificación constituye una falta disciplinaria. La Hora consultó al Organismo Judicial si los jueces habían solicitado permiso, pero al cierre de la edición no se obtuvo respuesta. Tampoco se aclaró si la Junta de Disciplina Judicial inició un proceso contra el magistrado o los jueces.
ENTRE AMISTAD Y PODER
El encuentro de Zacapa, con música, alcohol y camaradería, ilustró una práctica que ha sido recurrente —y documentada por la prensa en ocasiones anteriores— en el sistema judicial guatemalteco. La construcción de redes de lealtad que trascienden lo institucional.
Un video al que tuvo acceso La Hora muestra a Corado Campos en el evento, vestido con camisa blanca de manga larga, pantalón de lona y zapatos negros. Con tono bonachón, dio la bienvenida a sus colegas, algunos de los cuales viajaron desde municipios cercanos.
“No tenemos porque estarle rindiendo pleitesía a nadie que es de los nuestros. Yo me siento de ustedes porque yo vengo de esforzarme al igual que lo han hecho ustedes”, afirmó en los primeros pasajes de su discurso.

El magistrado insistió en que su cargo era transitorio: “Dios me dio este privilegio temporal porque esa es otra cosa. Es temporal. Yo me voy y ustedes se quedan. Yo en cinco años me retiro y lo peor es que me tengo que retirar del sistema de justicia porque ya llegué a la cúspide, solo que me contraten de letrado”.
En otro momento, animó a los asistentes a abandonar formalidades y disfrutar: “Les doy las gracias por esta reunión, por favor con toda la confianza disfrutémoslo, que para eso venimos, venimos a disfrutar, quítense el tacuche y quítense los tacones y bailen y hagan lo que tengan que hacer, pero por favor no se cohíban porque yo estoy aquí. Si quieren tomar, tomen… entonces por favor les pido su amistad, la mía la tienen”.
Corado Campos fue electo magistrado de la Corte Suprema —el máximo tribunal del sistema de justicia guatemalteco— en octubre de 2024 por los diputados del Congreso de la República. Antes fue magistrado de la Sala Primera de Mayor Riesgo y de una Sala de lo Contencioso Administrativo.
LOS JUECES PRESENTES
Una fotografía obtenida por La Hora muestra a Corado Campos posando junto a varios jueces.

Entre ellos se identificó a 1) juez de paz de la Unión, Zacapa; 2) Dalia Rafaela Franco Moscos, jueza de Paz de Cabañas; 3) magistrado Luis Mauricio Corado Campos; 4) Miriam Eve Quinto Martínez, jueza de Paz de San Jorge; 5)Dina Azucena Cerin Miranda, del Tribunal de Sentencia de Zacapa; 6) Mirza Marcela Gallardo, jueza de Paz de Huité; 7) Glenda Yanira Franco Moscoso, jueza de Paz de Quezaltepeque; y 8) Edgar Edmundo Chacón Möller, juez de Paz de Estanzuela.
MAGISTRADO CON INFLUENCIA
Corado Campos no es un actor menor en las dinámicas internas de la CSJ. Desde su llegada, ha tenido incidencia en traslados y nombramientos de jueces, particularmente en el oriente del país. Dos reportajes de La Hora publicados en junio de 2024 documentaron cómo el bloque dominante de la Corte —al que pertenece— se repartió las designaciones, colocando en plazas estratégicas a perfiles afines.
Uno de los casos más polémicos fue el traslado del juez José Maximino Morales, quien en Zacapa recalificó de asesinato a homicidio en estado de emoción violenta el caso de María Fernanda Bonilla, señalada del crimen de Melissa Palacios, una joven zacapaneca. La decisión redujo la posible condena de hasta 50 años a un rango de cuatro a ocho años, lo que desató la indignación de la familia de la víctima.
La audiencia tuvo un matiz aún más polémico. Este diario también reveló que uno de los abogados que participó en la defensa en 2021 era Mauricio Corado Cerón, hijo del magistrado. Por entonces, Corado Campos ejercía en la Sala de lo Contencioso Administrativo.

Ese bloque territorial concentra buena parte de los jueces que el magistrado ha logrado posicionar desde su llegada a la Corte Suprema. De acuerdo con dos reportajes de La Hora, al menos once jueces fueron trasladados o ascendidos gracias a sus gestiones.
De ellos, siete obtuvieron plazas en juzgados de oriente, entre Zacapa, Jutiapa y El Progreso; mientras que otros cuatro fueron ubicados en despachos estratégicos en la capital y municipios cercanos, como Villa de Mixco o Santa María Ixhuatán, en Santa Rosa, departamento limítrofe con Jutiapa.
En Zacapa, por ejemplo, colocó a Dina Azucena Cerin Miranda en el Tribunal de Sentencia, y propuso el traslado de José Maximino Morales. En Jutiapa, promovió a Carlos Eduardo Herrera Rivera y Henry Arturo Martínez Palma en juzgados de ejecución penal. En El Progreso, facilitó el ascenso de Alan Roberto López Pérez y el nombramiento de Geiner Joaquín Santiago Vela en Puerto Barrios, Izabal, área también vinculada a su esfera de influencia.

Los movimientos no solo le han permitido colocar fichas en plazas clave, sino también tejer un entramado de fidelidades en el oriente, donde la figura del magistrado es percibida como un padrino dentro de los circuitos judiciales, según fuentes que conversaron con este diario, pero pidieron su anonimato.
El poder acumulado de Corado Campos no ha pasado desapercibido fuera del país. Una nota de La Hora refiere que Estados Unidos le habría retirado la visa a inicios de agosto último. Aunque la embajada no ha confirmado públicamente la decisión, el hecho lo coloca en la lista creciente de operadores de justicia guatemaltecos bajo sospecha internacional.
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