Rolando Alfaro Arellano
Estudia, el Derecho se transforma
constantemente; el abogado que no
estudia es cada día menos abogado.
– Ángel Ossorio –
– IV –
Resulta de interés nacional individualizar la problemática que ha conducido a muchos políticos, abogados y público en general, estimar que las actuales leyes no deben sufrir reformas; y por dicha circunstancia es que penosamente el país sigue sufriendo los daños que en diferente forma ocasionan los delincuentes.
En ese sentido, no existe modernización en leyes de Derecho Privado y Público, léase entre otras, los códigos de procedimiento civil, penal, laboral y otras normativas a la fecha abandonadas.
Por otra parte, la falta de civismo y desconocimiento de los deberes ciudadanos: votar, respetar el derecho de los demás, ignorar la cortesía y urbanidad, vienen a complementar el desorden institucional y urbanístico del país.
A lo anterior, debemos detenernos y comprender que desgraciadamente algunos politiqueros mantienen intereses ocultos, especialmente, y que por dicha circunstancia procuran mantener en la ignorancia a muchos pobladores que habitan en el área rural en total desconocimiento de sus derechos ciudadanos y educativos. Tal idiosincrasia, viene haciéndonos muchísimo daño. Así, no explicar a la población que el deterioro de su entorno, el envenenamiento de las aguas con desechos, miasmas, envenenamientos, causará lentamente terrible efectos en la salud de todos los citados y sus descendientes.
Debemos agregar a la problemática descrita, que el improvisar en todo lo relativo a la administración pública, como lo han venido haciendo algunos en el pasado, incluyéndose a los tres organismos del Estado, pues por intereses mezquinos engañan a nuestra juventud e incluso permiten que ocupen cargos públicos sin experiencia, sin conocimiento previo de lo que trabajarán en tales cargos.
Por otra parte, tales delincuentes morales irresponsablemente creen que el daño se lo harán a los demás seres humanos, pero por ejemplo en el caso del continúo daño al ambiente y quizás por desconocimiento, creerán que a ellos no les afectarán esos males, y lo dramático, es que desconocen que tales actitudes destruirán a los que dicen apoyarlos, sin tomar en cuenta, que los efectos son lentos, pero seguros.
Así, estimados lectores podremos observar que ya no hay tacita de plata, y los hermosos paisajes de la otrora “flor de pascua en la cintura de América”, como lo imaginara nuestro premio nobel de Literatura, ya no existe.
Continuará.