En medio de los persistentes problemas que plantea un sistema totalmente prostituido, no se puede pasar por alto el tema de las consecuencias que tiene la nueva política migratoria de Estados Unidos en cuanto a los migrantes, sobre todo porque como se explica en la nota al respecto publicada hoy, la economía nacional tiene una importantísima dependencia de las remesas que nuestros compatriotas envían para sostener a sus familias. Y es que al momento ha habido un aumento con respecto al año anterior, pero hay que tomar en cuenta que muchos migrantes están vendiendo lo que poseen para enviar el dinero a Guatemala, previendo que puedan ser detenidos y deportados en cualquier momento.
La vieja idea de nuestra enorme dependencia de Estados Unidos se concretó de manera dramática por lo que significa el fruto del esfuerzo de más de tres millones de compatriotas que emigraron en busca de las oportunidades que aquí no encontraron en masa. De hecho, las remesas duplican el valor de nuestras exportaciones pero, más que eso, el dinero que envían no solo permite a sus familias tener vivienda, transporte, salud, educación y capacidad para ahorro o inversión, sino que genera demanda en un mercado que también depende de ellas.
Debemos entender que la migración es resultado del deterioro de las condiciones de vida en el país, pero ahora que serán menos los guatemaltecos que viajan en busca de oportunidades, mientras muchos serán deportados en los próximos meses y las consecuencias serán gravísimas para miles de familias. Pero, también, sufrirá la economía del país y los deportados volverán a un país que lejos de haber progresado integralmente, sufre para avanzar en muchos casos y en otros vive un notorio retroceso a causa del imperio de la corrupción, pues los fondos que debieron servir para promover el desarrollo humano fueron a parar a las maletas de funcionarios y contratistas.
Detenernos un momento a pensar en ese sombrío panorama causa gran preocupación, ya que nos esperan varios años en los que el migrante tendrá dificultades para enviar dinero, si no es que es deportado. Y todo ello mientras aquí sigue la fiesta con funcionarios, como el magistrado Corado Campos, quien se aflojó del estómago el día antes de viajar a Miami, cuando dicen que se enteró que no tenía visa. Ese súbito malestar estomacal les ha dado a muchos de los que quedaron sin chance de viajar en el mismo momento en que reciben la noticia, pero se tiene que traducir en algo más de los guatemaltecos para lograr los cambios.
El gobierno tiene que encarar este problema y si bien es sano que ofrezcan reintegrar a sus familias a niños que estaban solos en Estados Unidos, se tiene que hacer algo para acabar con esa piñata que no permite que las inversiones se traduzcan en oportunidades para promover desarrollo y oportunidades a los guatemaltecos.