Hablar del tamaño del Estado no es solo una cuestión técnica, sino una discusión profundamente política. En tiempos donde la deuda pública vuelve a estar en el centro del debate nacional, vale la pena detenerse a pensar: ¿queremos un Estado fuerte, capaz de atender las múltiples necesidades sociales, aunque eso implique endeudarse más? ¿O preferimos un Estado limitado, que viva con lo que tiene, aunque eso signifique dejar muchas áreas desatendidas? Esta columna explora el trasfondo ideológico, las decisiones recientes del Gobierno en materia fiscal y las distintas posiciones que hoy dividen a la opinión pública.
El problema: El presupuesto de ingresos y egresos de la nación siempre ha sido un tema complicado. La gran discusión gira en torno a si debería ser un presupuesto pequeño, donde el Gobierno intervenga solo en lo esencial, o uno grande, que le permita cubrir todas las áreas necesarias para el desarrollo del país.
En el fondo, el tema es ideológico. Para los conservadores, el Gobierno debe intervenir lo menos posible: un presupuesto reducido, una burocracia mínima y dejar que el sector privado dirija la economía. Para los progresistas, como hoy se le llama a la izquierda, el Estado debe tener una presencia fuerte y cubrir amplias funciones, especialmente en un país con tantas carencias estructurales como el nuestro.
Y esta discusión, como siempre, genera polémica: ¿Debe el Gobierno endeudarse para tener un presupuesto más grande y así atender todas las necesidades? ¿O deberíamos evitar la deuda y gastar solo lo que tenemos? No es un tema sencillo. Al final, muchos de los que hoy tienen riqueza la consiguieron endeudándose… pero supieron pagar lo que debían.
¿Qué pasó? El Gobierno decidió endeudarse más. Emitió bonos en dólares para venderlos en el mercado internacional, en lugar de colocarlos en el mercado nacional. Esta también es una decisión ideológica: aunque no lo admitan, evitaron seguir facilitando liquidez a los bancos privados del sistema. Desde las reformas constitucionales de 1993, el Banco de Guatemala no puede financiar al Estado.
Las críticas no se hicieron esperar: que no debió endeudarse en dólares, sino en quetzales; que no era el momento adecuado y se debía esperar a que bajaran los intereses; que el mercado nacional es más seguro que el internacional; y que no había necesidad de adquirir nueva deuda, pues había dinero disponible en caja.
Esta semana, en Roberto Alejos-Podcast, entrevistamos al Ministro de Finanzas, Jonathan Menkos para darle la oportunidad de responder a estas y otras preguntas que han sido planteadas públicamente por la oposición. Lo hicimos también porque previamente habíamos conversado con un ex Superintendente de Administración Tributaria (SAT), que coincidía con muchas de estas críticas.
Como siempre, les recomiendo ver el podcast, porque el Ministro respondió con claridad, incluyendo la famosa pregunta: ¿Por qué no suelta el dinero? Una de las acusaciones que más le hacen, y que incluso podría estar detrás del tema de la llanta en el Congreso. En días recientes, el Ministro de Comunicaciones dijo: «No puedo avanzar porque Finanzas no me deposita ni paga a mis proveedores.»
El Ministro también abordó otros puntos relevantes: negó que la ejecución presupuestaria sea lenta; explicó que ahora existen más controles, lo cual puede retrasar los procesos, pero garantiza mayor transparencia; detalló en qué se ha invertido el dinero y cuáles son las prioridades del Gobierno; y habló sobre el papel de los Consejos de Desarrollo, así como del enfoque adoptado en la lucha contra la corrupción.
NO SE VALE quedarnos con una sola versión. Por eso, en nuestro espacio le dimos la palabra tanto a alguien que coincide con las críticas de la oposición como al propio Ministro, para que los ciudadanos tengan una visión más completa.
Insisto: el debate es profundamente ideológico. ¿Debe el Estado ser grande o pequeño? ¿Si el dinero no alcanza, debemos endeudarnos más o hacer recortes? Este Gobierno tomó una decisión clara: endeudarse a 30 años. ¿Es eso responsable? ¿O peligroso? Opiniones hay muchas.
Lo cierto es que todos los gobiernos son muy cuidadosos al elegir a su Ministro de Finanzas y de Economía. Ponen a técnicos, no a políticos, porque saben lo delicado que es el manejo de las finanzas públicas.
YA ES HORA de tomarnos en serio nuestro papel como sociedad civil y fiscalizar lo que sucede. Estemos atentos. Esa buena intención de entregar más fondos a los alcaldes para que las obras se vean rápido y puedan ser más fácilmente auditadas, debe cumplirse.
Que nos duela la situación del país. No hay dinero que alcance para tantas necesidades y tanta deuda social acumulada. Los indicadores de pobreza, desnutrición, salud y educación siguen siendo alarmantes. Que nos duela para que ese dolor nos motive a exigir. Caminemos participemos o no avanzamos.