Por DENIS D. GRAY
TRACH, Camboya
Agencia/AP

Ha sido una mañana atareada para Cletus, Meynard, Victoria y sus compañeros peludos. Con sus diminutas narices y largos bigotes, han olfateado y recorrido 775 metros cuadrados (8 mil 300 pies cuadrados) de campos para eliminar una lacra que ha matado a miles de camboyanos: minas terrestres.

Aquí llegan los héroes rata: criaturas inteligentes y sorprendentemente adorables que tienen uno de los olfatos más sensibles del reino animal. Enviadas desde África, donde limpiaron con éxito campos de minas en Mozambique y Angola, comenzaron la misma tarea este mes en el noroeste de Camboya y ya han conseguido resultados tangibles.

Por el momento se han declarado libres de minas dos hectáreas (4,4 acres) en torno a un pueblo donde más de 15 personas murieron o resultaron heridas por los explosivos, lo que obligó a algunos a abandonar sus hogares y arrozales y buscar empleo en otro lugar.

Un vecino, Khun Mao, dijo que las ratas han buscado minas en un campo en el que no se atrevió a cultivar arroz durante años. Aunque es demasiado pronto para saber si los animales pueden quitar todas las minas «Para mí, estas ratas son maravillosas».

«Los vecinos han empezado a emocionarse por cultivar su tierra de nuevo. Se puede ver que se les ilumina la cara», dijo Paul McCarthy, director de programa en Camboya para la organización belga sin ánimo de lucro APOPO, acrónimo en inglés de Producto de Detección de Minas Terrestres Antipersona.

En una mañana reciente, las ratas africanas gigantes trabajaban en dos posibles campos de mina acordonados. Cada roedor llevaba un arnés conectado a una cuerda, tendido en una línea recta entre dos entrenadores colocados fuera de la zona de peligro, a unos 5 metros (15 pies) de distancia entre sí. Los roedores corren entonces de un entrenador a otro, olisqueando todo el tiempo el suelo casi sin detenerse. Los entrenadores avanzan despacio por el campo para repetir el proceso, y después una segunda rata recorre el mismo terreno para hacer una doble comprobación.

Victoria, de dos años, demostró ser especialmente rápida. Ella protagoniza la campaña de recaudación de fondos «adopte una rata» de APOPO.

En el segundo campo, Merry y Meynard completaban tres horas de trabajo bajo el sol del mediodía. Los dos habían olfateado un explosivo, deteniéndose encima y arañando la tierra, una respuesta aprendida cuando detectan el TNT del interior de una mina. Entonces intervino un experto en retirar minas con un detector, y el dispositivo se desenterró y detonó.

A diferencia de los detectores estándar, las ratas sólo avisan cuando encuentran TNT, y no otros objetos metálicos. Y a diferencia de los humanos asalariados, trabajan por maní y otro producto favorito, bananas.

Theap Bunthourn, coordinador de operaciones del equipo de 34 personas, citó otras ventajas de utilizar ratas: Son más baratas de conseguir y entrenar que los perros que buscan minas, y más fáciles de transportar. Además, las ratas pesan una media de un kilo (2,2 libras), demasiado poco como para detonar las minas activadas por presión, aunque los perros evitan ese peligro manteniéndose a distancia de los explosivos que detectan.

Cada rata puede cubrir una zona de 200 metros cuadrados en 20 minutos, algo que llevaría de 1 a 4 días a un técnico con un detector de minas.

A diferencia de los perros, las ratas no cogen cariño a sus entrenadores y se les puede rotar entre muchos empelados, señaló Theap Bunthourn.

Por contra, las voces críticas señalan que las ratas ofrecen menos garantías que las técnicas de humanos con máquinas, que no pueden buscar bien en zonas de vegetación densa y sólo pueden trabajar períodos cortos de tiempo cuando hace calor.

«Nunca descartaría cualquier activo que demuestre su utilidad, pero no logro imaginar hordas de ratas limpiando los campos de minas de Camboya», comentó Greg Crowther, director en sur y sureste asiático para el grupo británico Mines Advisory Group. MAG, una de la media docena de organizaciones antiminas que operan en Camboya. El grupo británico utiliza pastores alemanes y varios métodos mecánicos.

«No creo que puedan añadir mucho a lo que hacen los perros. Pero si pueden acelerar el ritmo de desminado, genial», dijo Crowther, señalando que despejar el país de explosivos llevará hasta 15 años más.

Camboya tiene hasta 6 millones de dispositivos por explotar después de décadas de guerra. En todo el país, unas 67 mil personas han muerto o sufrido heridas por estos artefactos desde 1979. Hay más de 25 mil amputados en Camboya, un récord mundial de amputados por minas respecto a la población del país, según las organizaciones que trabajan por retirar las minas. La media es de un accidente con mina cada dos días y medio.

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