
Fumar o vapear no es solo un mal hábito: es una puerta directa a enfermedades graves que podrían cambiar el curso de una vida. Aunque muchas veces se perciben como prácticas comunes, e incluso “modernas” en el caso de los vapeadores, la realidad médica es contundente: ambos productos están relacionados con afecciones respiratorias, cardiovasculares y hasta cáncer.
Así lo advirtió el doctor Mynor Josué Palma Cardona, especialista de la Unidad Pulmonar del Hospital Roosevelt y catedrático universitario en enfermedades pulmonares. En declaraciones recientes, el médico fue enfático: “Estos productos no son una opción más saludable, esto es más que evidente que causan daños a la salud”.
JÓVENES, EL BLANCO DEL MARKETING
El impacto de estos productos es aún más alarmante cuando se trata de adolescentes y jóvenes. De acuerdo con el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), esta población es el principal objetivo de campañas de marketing cada vez más agresivas por parte de las industrias tabacaleras y de vapeo. Las consecuencias: una creciente ola de jóvenes con problemas bronquiales, infecciones respiratorias frecuentes y una dependencia temprana a la nicotina.
El Dr. Palma lo explica con claridad: “Estamos viendo a gente que no se enfermaba anteriormente, salir de una gripe o infección respiratoria solo para ingresar a otra. Es un ciclo de daño constante”, señaló.
Ministerio de Salud prohíbe el uso de vapeadores y cigarros electrónicos en hospitales del país
LA PREVENCIÓN ES LA CLAVE
Palma hizo un llamado urgente a priorizar la prevención, especialmente durante la adolescencia, para evitar enfermedades crónicas que pueden desarrollarse a largo plazo. “Debemos actuar ahora, porque no podemos esperar a que esta población desarrolle enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, infartos o cánceres. Debemos actuar ahora, es hoy”, sentenció el especialista.
El MSPAS, ha reiterado el compromiso con las campañas de concientización y prevención del consumo de tabaco y sus derivados, buscando proteger el bienestar colectivo y generar entornos más saludables para las generaciones futuras.
NO SON INOFENSIVOS
La evidencia médica y científica es clara: ni el vapeo ni el tabaco son inofensivos. Dejar de usarlos, o mejor aún, no empezar, es una decisión que salva vidas. Cada persona que rechaza el consumo de nicotina contribuye a romper el ciclo de daño que estos productos generan en la sociedad.
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