Semilla refleja la esencia de Guatemala: Un partido político que nace, crece y se desarrolla desde la arrogancia de la clase media alta, que ni es rica, ni es pobre, pero tiene ínfulas para competir por el poder y lo gana para no ejercerlo. Semilla llega al poder no por su propuesta, la cual he leído detenidamente y comparto. Llega al poder de una forma extraña porque ellos mismos no esperaban semejante victoria y menos el llamado Pacto de Corruptos, cuyas figuras principales siguen siendo invisibles para la población. Las cabezas visibles del Pacto de Corruptos, esto es, los sirvientes de los verdaderos corruptos están en el Congreso, en el Organismo Judicial, en el mismo Ejecutivo, en ciertos grupos empresariales y seguramente en los poderes obscuros del narco local e internacional.
La victoria de Semilla debe entenderse desde las expectativas de la población que no encontró esperanza alguna en los candidatos tradicionales, léase, Sandra Torres, principalmente, y es a partir de que Bernardo Arévalo pasa a segunda vuelta en que emerge un movimiento ciudadano que ve en Bernardo Arévalo la posibilidad de un cambio, la posibilidad de recuperar al país perdido por mafias luego de dos gobiernos desastrosos, el de Jimmy Morales y el de Alejandro Giammattei, ambos que dejaron a este país y a sus ilusiones en trapos de cucaracha. Ya habíamos tenido otro alegrón de burro en el 2015 cuando la Comisión Internacional Contra la Impunidad, CICIG, develó casos extremos de corrupción estructural e institucional que mostraban cómo la corrupción era dirigida, mantenida y hasta ejecutada por el mismo presidente y la mismísima vicepresidente, no digamos sus ministros corruptos: Otto Pérez, Roxana Baldetti, Alejandro Sinibaldi y una larga lista de corruptos que aunque no eran ministros, usufructuaban instituciones como el Fondo Nacional para la Paz, FONAPAZ, dirigido por ladrones estructurales compulsivos que se hicieron millonarios a costa de la pobreza del pueblo guatemalteco.
Así que el 2015 fue un año de lucha para el pueblo guatemalteco luego de que se logra que los gobernantes del PP, Partido Patriota, sus cabecillas principales fueran enjuiciados y encarcelados. Pero no fuimos capaces de leer la importancia de la coyuntura. El movimiento ciudadano del 2015, en su mayoría urbano, centrado en ciudad capital y la arrogancia de la victoria y del encarcelamiento de Pérez Molina y Baldetti nos hizo pensar que podríamos cambiar al país, pero no. No teníamos plan. No teníamos políticos verdaderos. No teníamos académicos capaces de entender ni la sociología del momento y menos la estructura política que se requería para aprovechar semejante coyuntura. Unas pocas voces visionarias nos dijeron: «bajo esas condiciones, no queremos elecciones» y vaya que tenían razón porque las elecciones se dieron bajo las normas viejas y corruptas de la democracia de juguete guatemalteca para que los corruptos quedaran nuevamente en el poder.
¿Qué pasó? ¿Por qué no lo vimos? Los corruptos, organizados en cámaras empresariales algunos, en funcionarios públicos otros, en grupos de partidos politiqueros, fueron capaces de jugar con nuestra infantil democracia y nos pusieron al presidente que querían, eligieron a los diputados que querían, dejando unos pocos lugares para diputados honestos, pero peor que eso:
Diseñaron la captura del sistema de justicia a través de ubicar a un fiscal general a la medida de sus intereses. Esa fue su brillante estrategia mientras nosotros, ya cansados de la vieja política, abandonábamos la lucha y éramos capturados nuevamente. Ciertamente en la Plataforma para la Reforma del Estado, un movimiento social multisectorial coordinado por la Universidad de San Carlos de Guatemala, cuyas reuniones se hacían en el Paraninfo Universitario en los meses de junio, julio y agosto del 2015, estaba claro que para que los esfuerzos de la CICIG tuvieran frutos, debería cambiarse la ley de partidos políticos, la forma en que elegimos diputados y la forma en que elegimos cortes, cortes de justicia. Por eso: «Bajo esas condiciones, no queremos elecciones».
La brillante oportunidad del 2015 se diluyó, se escapó como agua entre las manos de un pueblo sediento de justicia, sediento de un gobierno capaz que pudiera retomar el control del Estado, pero pasó todo lo contrario. El sistema político se re organizó rápidamente y los académicos regresamos a nuestras impertinentes universidades mientras los politiqueros construían el plan de recuperación de sus privilegios, poniendo como objetivo estratégico sacar a la CICIG e iniciar todo el proceso de venganza en contra de los jueces y fiscales que osaron acabar con la corrupción. Como ovejitas obedientes, nos impusieron a Jimmy Morales y su séquito de comediantes. ¡Qué forma de hacer disidencia!
Jimmy Morales tenía claro el objetivo encomendado por el verdadero Pacto de Corruptos: Sacar a la CICIG y lo hizo aprovechando disque un ataque familiar que le hiciera la Comisión a su hijo por la compra falsa de una comida en un restaurante argentino, Fulanos y Menganos. Pero, esa no fue la razón. Como en una relación humana, la pita se rompe por lo más débil. Eso solamente fue la falsa justificación de un plan previamente elaborado por la derecha extrema guatemalteca que ha tenido y quiere por siempre el poder político en Guatemala. En esa gestión se elige al nuevo fiscal y ya después la historia se cuenta sola. La lección: No tuvimos movimiento social alguno capaz de entender la coyuntura del 2015 para cambiar algo estructural y fuimos capturados nuevamente por nuestros mismos captores que a la fecha nos tienen capturados.
Llegó la primavera del 2023 y parece que no hemos entendido la lección. Ya pasó el 2024 con un año de gobierno temeroso que solamente observa cómo sus cuadros, sus aliados desfilan antes sus ojos atónitos para ser encarcelados y ellos, los semilleros, no son capaces ni de llevarles cigarros al bote. ¡Qué forma tan absurda de tener poder! Ya que viven en una democracia de juguete, siguen jugando a la democracia de juguete, les cierran el partido y ahora, ingenuamente, armarán otro partido, ¿para qué?, para jugar el mismo partido. Qué, acaso no se entiende que, «bajo estas condiciones, no queremos elecciones».
Heredia Costa Rica, 23 de mayo del 2025.