La historia de Guatemala (porque hoy ya lo es) transita por las
páginas de “Los compañeros” desde un enfoque o perspectiva
un poco distinto de lo que podría ser un punto de vista
tradicional y científico (o propiamente histórico) que recogiera
puntualmente los hechos de aquellos años. Sin embargo, a
pesar de ello, nadie podría opinar que lo que “Los
compañeros” expresa no es Historia, y que no constituye todo
un documento y quizá hasta un monumento literario en torno a
la cronología de los períodos presidenciales de Idígoras y de
Méndez Montenegro, sobre todo.
“Los compañeros” (aunque ya expresé que tiene varios
planos) es también una “novela histórica”. Desde luego no al
modo de la llamada novela histórica del romanticismo o
propiamente dicha, que volvía al pasado por afán de evasión y
para ser tránsfuga de su presente. No. Este no es su caso.
Todo lo contrario. Es una novela histórica (en busca de un
pasado muy próximo e inmediato) que da fe y documenta el
presente del autor y el porvenir, de una manera bastante fiel,
inesperada y reveladora (valiente también si se quiere,
depende de quién opina) y que dejará huella por cuanto quien
la escribe es un ser en conflicto que lo transmite a sus
personajes (hoy medio anónimos) pero que en buena parte
fueron los autores y los protagonistas de acontecimientos por
término medio de hace unos sesenta años, que anegaron a
Guatemala de sangre joven y quizá (si vivieran hoy) sonreirían
irónica y burlonamente de lo que pudieron hacer empujados
por la bizarra sangre –generosa e ingenua- que por entonces
bullía en su venas.
Los lectores de esta obra podrán enjuiciar y discrepar con los
puntos de vista políticos de Flores el autor (y de sus
personajes) y podrán estar en desacuerdo con sus acciones
(sobre todo finales) pero nadie podrá negar que “Los compañeros” constituye una página de la Historia de Guatemala y desde luego un documento que debería
ofrecerse, tal cual, a los estudiantes de secundaria y
universidad de la materia correspondiente.
En diversos trabajos míos y en esta columna también, he
expresado varias veces al hablar de estética o de poética (así
como de “Teoría general de la Literatura”, que no todas la
obras literarias pueden ser caladas con el mismo punzón
crítico. Puesto que unas se prestan más, por su esencia y
búsqueda, para ser enfocadas sociológica o históricamente
más que psicoanalíticamente. Sin embargo creo que hay
ciertas novelas variopintas, poemas u obras de teatro que por
entrañar varios planos o tener categorías de polisémicas,
deben ser penetradas por metodologías combinadas o
eclécticas. Los compañeros” (para gloria del Bolo) es una de
estas. Puesto que en la primera lectura que de ella hagamos
nos puede parecer una novela que documenta la Historia
inmediata del país, si la observamos más detenidamente
podremos ver que ella revela también el inconsciente de los
personajes (y acaso de su autor) y que por lo tanto es una obra
literaria que se deja muy bien calar asimismo por el método
psicoanalítico.
“Los compañeros” es “novela de la guerrilla latinoamericana”
(en su primer plano) cuyo escenario histórico se levanta
especialmente –como he dicho- sobre los días de los
regímenes presidenciales de Idígoras Fuentes y de Méndez
Montenegro.
Pero Marco Antonio Flores no se contenta con hacer una
narración plana, “flat” y lineal de aquellos acontecimientos que
hoy son Historia, sino que además se pregunta y explica el
porqué de la determinación del protagonista de su novela (y de
sus compañeros) para lanzarse por un camino duro e inhóspito
en el que las más de las veces la vida está puesta en peligro
precisamente cuando ésta comienza y es más valiosa y rica.
Continuaremos.