* Julio Roberto Bermejo González
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En publicación anterior (La Hora, 15 de enero de 2016) señalábamos que a esa fecha se tenía conocimiento que en el Congreso de la República imperaba un desorden y una corrupción asombrosa, pero días después el Diputado y ahora Presidente del Congreso Mario Taracena Díaz Sol ha destapado lo olla y han salido a luz cosas asombrosas. Los diversos Presidentes de la Junta Directiva -y no se salva uno- han manejado el presupuesto del Congreso en forma errática y manifiestamente dolosa, porque olvidando los principios de racionalidad y proporcionalidad han hecho del presupuesto una piñata en la que no solo se han establecido prebendas para los diputados, sino también se han celebrado Pactos Colectivos absurdos en los que tanto la culpa no radica en los sindicatos, porque estos solo piden y si se les da quedan felices aunque asuman la carga moral de saber que son prestaciones abusivas que van en detrimento del bienestar de sectores pobres de la población.

El Procurador General de la Nación, como asesor y consultor de las entidades estatales y como responsable de ejercer la representación del Estado ya opinó, que el Pacto Colectivo del Congreso de la República y otros Pactos Colectivos como el del Magisterio, deberían de declararse lesivos a los intereses del Estado, por lo oneroso de los mismos y en algunos no se consideró la fuente de su financiamiento ni se consultó a las entidades que la ley establece.

Es urgente la modificación de la Ley del Servicio Civil y que ésta regule todo lo concerniente a contrataciones, calidades y sueldos de todos los empleados del Estado y sus diversas instituciones. Esto evitaría que cada Institución formulara su propia normativa y la discriminalidad en las contrataciones.

Es realmente sorprendente que a ciencia y paciencia de todos los diputados, el Congreso se haya autoaprobado presupuestos tan exagerados que han ido de doscientos millones a cuatrocientos y de cuatrocientos a ochocientos millones de quetzales. Todos los diputados han sido culpables y lo han hecho sabiendo que con él podían hacer fiesta y recetarse prebendas ilegitimas. De esto se ha descubierto una larga lista: comida, vehículos, gastos de representación, seguro personal y para la familia, dietas por asistir a sesiones del Pleno y a las Comisiones de Trabajo, gasolina, viáticos para viajes improductivos, pasajes aéreos, manoseo del listado geográfico nacional y muchas otras prebendas que lloran sangre y de las que todos sin excepción -han gozado y están gozando. Como contrapartida tenemos un Congreso que no cumple con sus funciones fundamentales de legislar y fiscalizar; hace uso abusivo de su facultad de interpelación y no tiene la mínima capacidad de aprobar un presupuesto equilibrado y emitir las leyes más urgentes. Todas estas prebendas de que gozan los diputados deben eliminarse porque no tienen una justificación. Todos los diputados tienen que estar conscientes de esto porque la sociedad y la justicia demandan un Congreso responsable.

Constituye un imperativo que se reforme, sin dilación alguna y escuchando las exigencias de la ciudadanía, la Ley Orgánica del Congreso y se modifique de tal manera que se norme un nuevo régimen para el nombramiento del personal administrativo, técnico y servicios y fundamentalmente se establezca un régimen claro de clasificación y sueldos porque es inadmisible el nivel de sueldos que saco a la luz pública el Presidente de la Junta Directiva diputado Mario Taracena. En su caso, la renegociación del Pacto Colectivo de Trabajo es urgente porque frente a la escasez de recursos en otras áreas de la administración pública los diputados y empleados del Congreso están gozando de prebendas y salarios fuera de toda lógica. Debe señalarse, además, que hay leyes muy importantes, de las cuales unas ya tienen dictamen favorable y otras ya fueron debidamente consensuadas en Comisiones de Trabajo, que no son ingresadas al Pleno para su discusión por falta de voluntad política.

Algo que tiene también especial importancia es el exceso de Comisiones Legislativas -52 actualmente- que no tienen materia de especial importancia y que no trabajan satisfactoriamente, porque los diputados ignoran los temas y porque el equipo de trabajo y asesores tienen déficit de capacidad para prestar una eficiente asesoría. Las comisiones absorben parte importante del presupuesto y tratando de garantizar la eficiencia deberían reducirse, porque algunas no producen ni producirán nada.

Al reformarse todo lo anterior, el presupuesto del Congreso de la República debe rebajarse, porque tampoco es aceptable que por tener un presupuesto inflado los diputados -sin rendir y sin producir- tengan a su servicio cantidades extraordinarias de Secretarias, asesores, asistentes, técnicos operativos y guardias de seguridad ubicados tanto en los renglones 011 como los renglones 022 y 029. El Congreso de la República no está exento de cumplir con lo dispuesto por el artículo 113 de la Constitución Política de la República respecto a que todo empleado -y están incluidos los que ejercen el cargo de diputados- deben reunir las calidades necesarias respecto a capacidad, idoneidad y honradez. El Congreso debe ser estricto en la calificación del personal que se contrata y no dejar la escogencia de ellos al amiguismo, compadrazgo, parentesco o pago de un apoyo político. En cuanto a los diputados la responsabilidad sería de los partidos políticos que los promocionan. Lo que se ha divulgado respecto a lo expuesto -de lo que ningún diputado está al margen- debe llenar de vergüenza a los Partidos Políticos representados en el Congreso y a todos los Diputados. Ojala que todos estos desmanes se corrijan, porque la paciencia del pueblo tiene un límite, ahora es el momento de que se demuestre responsabilidad y congruencia con los intereses del pueblo de Guatemala.
*Doctor en Derecho

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