En las últimas semanas o meses se ha vuelto a hablar de “Los compañeros” –Novela máxima del Bolo Flores- con no pocas ovaciones y consagraciones como una de las novelas destacadas de Centroamérica. ¡Hasta un taller de literatura se llama así¡ y revisando mi propia historia de crítico literario, creo que debo volver sobre esta obra-autor por varias razones que a continuación, querido lector, usted catará –si me es posible- ampliamente. Lo más ampliamente que estas columnas lo hacen posible. Incluso desde el punto de vista de la crítica literaria psicoanalítica.

“Los compañeros”, editada por Joaquín Mortiz, México 1976, se desarrolla en diversos ambientes y espacios, pero especialmente en el país del autor: Guatemala. Por lo tanto, al realizar una cala de ella (referida a su contexto histórico social) deberemos investigar –más que ningún otro- el de Guatemala durante los años de 1942 a 1969, que según la capitulación de la misma novela, son los que abarca la vida juvenil del personaje principal de la narración. 

El protagonista de esta novela (que en ella solo conocemos con el apodo del Bolo, mismo que en la vida real fue llamado Marco Antonio Flores) nace siete años antes de la caída del dictador Ubico Castañeda. Este dato lo podemos obtener del capítulo intitulado “el Bolo, 1942” en el que el protagonista tiene ya cinco años y recoge (con fracturas temporales) hasta el último año de la presidencia de Julio César Méndez -1969- mismo en que los compañeros concluye. Con el capítulo “el Bolo, 1969”.

El entorno histórico de la novela toma cuerpo mediante varios períodos presidenciales de Guatemala: 1 finales de Ubico. 2  Ponce Vaides. 3 Junta de Gobierno: Arana, Toriello, Arbenz. 4 Juan José Arévalo. 5 Jacobo Arbenz Guzmán, 6 Carlos Castillo Armas, 7 gobiernos provisorios, 8 Miguel Idígoras Fuentes, 9 Enrique Peralta y 10 Julio César Méndez Montenegro.

Pero hay que enfatizar y añadir que los problemas políticos, sociales y de la guerrilla urbana y rural que en el texto aparecen, se refieren indudablemente a hechos y acontecimientos en los que fueron importantes personajes –y responsables- Idígoras y Méndez Montenegro. Períodos que dentro del contexto de “Los compañeros” el narrador protagonista vive de los 20 a los 30 años más o menos y que resultan ser (en el ambiente de la clase media y alta de Guatemala: pequeña burguesía y alta burguesía) los que la mayoría de jóvenes dedicaban a su formación universitaria. Época en que también (de cerca o de lejos, quien más quien menos) muchos de ellos se veían enrolados y comprometidos (en el cercano ayer) en diversos tipos de expresiones políticas (más o menos subversivas incluso de tipo católico) que pudieron ir desde la simple manifestación callejera o “de la plaza”, hoy. Hasta el activismo guerrillero –en la ciudad o en  la montaña- durante la juventud del Bolo (protagonista o autor) y a sus compañeros de diversos apodos que todo el mundo descubrió en su persona civil y normal, con el tiempo y un ganchillo.

¿Qué sucedió en Guatemala entre los años 60 y 70 (tiempo más importante del relato)? Y que son en los que hacer mayor hincapié el narrador. 1962, por ejemplo, y concretamente durante sus meses de marzo y abril, son de gran trascendencia en la vida histórica del país. A este tiempo narratorio dedica dos de los tres capítulos que conforman la novela, el autor de la misma.

Son años de pasión y también de desengaño para el autor (no me refiero ni al narrador ni al protagonista) son años de seducción y del mal amor político en que el Bolo entra y sale de la guerrilla hasta escribir “Los Compañeros”, redactada en Cuba aparentemente bajo los auspicios del dictador cubano. Pero en realidad fue su testamento de renuncia no al izquierdismo, pero sí al régimen de Cuba, sotto voce.

Mario Alberto Carrera

marioalbertocarrera@gmail.com

Premio Nacional de Literatura 1999. Quetzal de Oro. Subdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua. Miembro correspondiente de la Real Academia Española. Profesor jubilado de la Facultad de Humanidades USAC y ex director de su Departamento de Letras. Ex director de la Casa de la Cultura de la USAC. Condecorado con la Orden de Isabel La Católica. Ex columnista de La Nación, El Gráfico, Siglo XXI y Crónica de la que fue miembro de su consejo editorial, primera época. Ex director del suplemento cultural de La Hora y de La Nación. Ex embajador de Guatemala en Italia, Grecia y Colombia. Ha publicado más de 25 libros en México, Colombia, Guatemala y Costa Rica.

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