“Pepe” Mujica fue el Presidente de Uruguay del 1 de marzo del 2010 al 1 de marzo de 2015, su ascensión al poder sorprendió a muchos, preocupó a muchos más, pero al final, satisfizo a casi todos. Mujica tuvo un pasado impresionante. Mujica fue militante guerrillero de los Tupamaros en los años de la década de los setenta, en función de ello cayó preso y estuvo detenido por varios años. Incluso en ese período de tiempo, tuvo la oportunidad de escapar, pero como él mismo contó acá en Guatemala: “Cierto, tuve la oportunidad de escapar pero era muy gordo y me atraparon”.
Estuvo detenido por espacio de 14 años y en la cárcel fue torturado durante la dictadura militar de 1970 y 1980. De hecho había estado detenido antes, cuando participó en un operativo contra una empresa textil, pero éste falló, se hizo pasar por un delincuente común y estuvo preso algunos meses. Sin embargo, ya cuando se unió al Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, una guerrilla urbana influenciada por la ola de movimientos insurgentes, la revolución cubana y el marxismo.
En 1969, Mujica pasó a la clandestinidad, participó en un operativo que se llamó la toma de la ciudad del Pando. Sin embargo, en 1970, la policía lo ubicó en un bar en Montevideo, en el cual hubo una balacera cruzada, intentó escapar, pero fue herido y ahí fue detenido para pasar 14 años en la cárcel.
Según una entrevista que le hizo la BBC, Mujica contaba: “cuando estuve preso, pasé casi 7 años sin libros, en una pieza más chica que esta. Me movían de cuartel en cuartel, entonces terminé contrayendo el vicio de la misantropía, de hablar conmigo mismo. Aquello fue como una autodefensa, en las condiciones en que estaba para no piantarme (perder el juicio), pero me quedó incorporado, se me transformó en una costumbre” (BBC Mundo, 2024).
La misma fuente indica que dos días después de su liberación, Mujica decía: “Aprendimos, también sin libros, un modo de mirar (…) un tanto panteísta. Nos gustaban las arañas, nos gustaban las hormigas, porque eran la única cosa viva que teníamos en la soledad de nuestros calabozos. Somos de la naturaleza y ahí estamos.
En el período de la vuelta a la democracia en Uruguay, Pepe Mujica fue liberado y se unió al Frente Amplio, llegó a ser senador y diputado, así como Ministro de Agricultura, hasta que se convirtió en Presidente de la República Oriental del Uruguay, del 2009 al 215.
Una característica icónica de Pepe Mujica, fue su austeridad, su chacra (granja) donde vivía, su celular viejo atado con una cinta y el emblemático Volkswagen Celeste, formaron parte de su imagen. Según su historia, viajaba en una motocicleta junto a su pareja Lucía Topolansky, cuando la cambió compró el icónico Volkswagen que conservó hasta hoy, incluso se sabe que le ofrecieron comprárselo por cifras elevadas pero nunca aceptó.
“Pepe” Mujica era un hombre sencillo y así vivió siempre, el mismo indicaba que la gente se sorprendiera de las posesiones normales de su vida, pero si eso es lo más simple, no entiendo porque se sorprenden.
Mantuvo sus convicciones sociales propias de su pasado, las llevó en su gestión, sin ninguna orientación ideológica, únicamente reconocía la pobreza como un flagelo de la humanidad, así como estaba preocupado por la devastación ambiental, en las Naciones Unidas cuando dio su discurso decía algo así, me angustia hablar del porvenir, que no sé cómo será, ni tampoco a qué me estoy comprometiendo.
Este es un breve resumen de la vida de “Pepe” Mujica, un hombre fiel a sus convicciones, un hombre sencillo que por su misma sencillez y discurso se constituyó en un emblema para Latinoamérica y para el mundo. Descanse en paz “Pepe” Mujica.