La cosa fue publicada en 1981. En la contraportada de esta novela se lee: La historia de “La cosa” es la historia de la humanidad. Por ella se perdieron reinos y batallas y se ganó el amor. Por ella existen la gloria y el infierno y sin ella no hubieran existido nunca el Jardín de las Delicias ni el pecado creador. Ella inventó la sierpe y coronó de oro las alas angélicas de Eros.

El libro de Vela será indudablemente un best-seller que emparenta a la actual literatura guatemalteca con las páginas escritas por la Pepita García-Granados, Pepe Batres y otros autores festivos que nunca temieron a la cosa a pesar de su recia envergadura.

¡Y así es! “La cosa” de D.V. engarza y se acopla estilística y temáticamente con aquel famoso texto voluptuoso, amatorio, sensual y hasta lascivo (por momentos) que al alimón escribieran los acres burlistas y satíricos escritores Pepe Batres y Pepita García-Granados y que intitularon “El Sermón”, dedicándolo irreverentemente al canónigo Castilla (que tampoco era mojigato ni puritano) pues se cuenta de él que con sotana y todo sacaba a las damas a bailar en las fiestas del palacio del capitán general del reino de Guatemala.

Esta novela gusta y atrae –primero que nada- por el modo fresco, espontáneo y sin tapujos (de hálitos inspirados en Batres y la García Granados) que un señor de letras y gran académico enrostra y aborda al tomar el asunto erótico sexual cuando ya estaba cerca de los 80 años, potentes en él y primaverales. Cuando sus coetáneos permanecen en las iglesias, cerca de las faldas de los curas en quienes ven la cara de la eternidad.

Es David Vela un hombre cuyas raíces se hunden en el Renacimiento, Grecia y Roma Antiguas pues ve en lo amatorio y mórbido tres cosas:

Misterio. Placer, que se ha de gozar sin mojigaterías obstaculizadoras. Vida, razón y fuente de todo hasta de las guerras como la de Troya.

Uno de los recursos literarios con que David más juega en esta novela y en otras obras suyas ya sean líricas o narrativas es el de los homónimos para darle un doble sentido a la proposición o frase, tan del gusto de los literatos del Siglo de Oro y de los chapines como característica y rasgo de nuestra idiosincrasia. Por ejemplo, Quevedo dice no sin donaire y tajante ironía (en “El Buscón”) lo siguiente: Cuando mi padre salió de la cárcel llevaba tantos cardenales, pero ninguno era señorío. Juega con los homónimos cardenal (o sea morete en el cuerpo) y cardenal, cargo de la jerarquía eclesiástica.

Púsole entonces David Vela a esta novela suya “La Cosa”, palabra que tiene varios sentidos y un doble y humorístico significado (especialmente en Guatemala) puesto que la cosa es el sexo, los órganos sexuales o el tema erótico en general. También el acto sexual en sí.

El sólo nombre de la novela reta por tanto a beatas, a párrocos de barbería de barriada y moralistas de pacotilla. Mientras otros de la edad de David cuando compusiera esta obra ¡y hasta más jóvenes!, se recluyen en monjíos y templos esperando el tránsito y dándose golpes de pecho para ganarse interesadamente la Gloria, David creó en cambio un libro que habla de sexo con picardía, de la sexualidad y el amor con el interés propio de un hombre de treinta años, para el que el infierno no existe porque quién puede aceptar semejante patraña después del Valle de Lágrimas.

Por tanto “La cosa” es desmitificante, descabezadora de ídolos e íconos. Un texto revolucionario para la Guatemala de los años ochenta en que fue publicado. Vela es un gran escritor casi en el olvido.

Mario Alberto Carrera

marioalbertocarrera@gmail.com

Premio Nacional de Literatura 1999. Quetzal de Oro. Subdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua. Miembro correspondiente de la Real Academia Española. Profesor jubilado de la Facultad de Humanidades USAC y ex director de su Departamento de Letras. Ex director de la Casa de la Cultura de la USAC. Condecorado con la Orden de Isabel La Católica. Ex columnista de La Nación, El Gráfico, Siglo XXI y Crónica de la que fue miembro de su consejo editorial, primera época. Ex director del suplemento cultural de La Hora y de La Nación. Ex embajador de Guatemala en Italia, Grecia y Colombia. Ha publicado más de 25 libros en México, Colombia, Guatemala y Costa Rica.

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