Luque, Paraguay
Agencia dpa

El desafío de lavar la imagen de la entidad más castigada por los escándalos de corrupción en el futbol es el objetivo primario que deberá asumir el flamante presidente de la Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol), Alejandro Domínguez.

Consciente de ello, el dirigente paraguayo de 44 años planteó desde su discurso de asunción la «tolerancia cero» a la corrupción, marca indeleble para sus antecesores: Nicolás Leoz, Eugenio Figueredo y Juan Ángel Napout se encuentran detenidos, junto a decenas de dirigentes y empresarios, acusados de crear una trama de pago y cobro de sobornos en la comercialización de los derechos de competencias futbolísticas.

«No puede haber más malas prácticas. No más conductas inmorales, inaceptables y corruptas. Nuestro compromiso es restaurar la credibilidad para garantizar la apertura y la transparencia de nuestra entidad», afirmó Domínguez ayer, tras su proclamación como presidente en el congreso de la Conmebol en Luque, a las afueras de Asunción.

Sin embargo, las palabras deberá refrendarlas con hechos. Dos períodos como vicepresidente de la gestión Napout en la Asociación Paraguaya de Futbol (AFP) y su relación con el dirigente preso lo colocan, inevitablemente, en una posición de sospecha.

Si bien reivindicó su amistad con Napout, Domínguez aseguró que ella quedará de lado si se comprueban actos de corrupción por parte de su antecesor. Para ello prometió la realización de «auditorías, controles antifraude y un estudio profundo de los derechos cedidos», además de garantizar la publicación de los resultados de esos informes.

Incluso, Domínguez no descartó acciones judiciales ni reclamos monetarios en favor de la Conmebol. «Son ingresos genuinos de la Conmebol y de sus clubes», argumentó el dirigente, que igualmente destacó la transparencia de la gestión Napout en la APF: «En la Asociación Paraguaya sí hubo una gestión clara, en la Conmebol, veremos».

Otro nombre clave para la nueva gestión es el de Gorka Villar, hijo del presidente de la Federación Española (RFEF) y hombre fuerte de la UEFA tras la suspensión del presidente Michel Platini, Ángel María Villar.

Villar hijo, director general de la Conmebol, presidió ayer la mesa del congreso extraordinario, mientras su padre era uno de los invitados de honor al acto. «No se puede decir si seguirá o no, hay que ver su caso», le dijo a dpa una fuente del entorno de Domínguez.

Figueredo, detenido en Uruguay, acusó al español de extorsionar a clubes uruguayos que en diciembre de 2013 denunciaron presuntos malos manejos de fondos de la Conmebol en perjuicio de clubes y futbolistas.

Por ese motivo se espera que Gorka Villar comparezca próximamente ante la Justicia de Uruguay en la causa contra Figueredo, procesado el 24 de diciembre por estafa y lavado de activos.

Con todos los dirigentes de la región encolumnados detrás, Domínguez aspira a que la «unidad», la palabra de moda en estos días en Luque, sirva para la refundación. «La crisis nos exige estar a la altura y sólo la unidad nos permitirá recuperar la grandeza», remarcó.

Mientras busca recobrar la credibilidad, la coyuntura le plantea dos obstáculos. El primero, clave para su relación con los clubes, es la exigencia que ya le hicieron de un reparto más equitativo del dinero del nuevo contrato de televisión.

El aumento de 44 millones de dólares a 135 millones por año para la Conmebol se tradujo en un incremento del 40 por ciento para los clubes, cifra que los presidentes de la región pretenden elevar. Las sucesivas reuniones que se llevarán a cabo durante los primeros días de febrero serán vitales para conocer la real dimensión del conflicto.

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